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martes, 18 de febrero de 2020

ASÍ SON LOS CORRIDOS GÜEY.



ASÍ SON LOS CORRIDOS GÜEY.

A Mario Quintero, primera voz y bajo sexto en Los Tucanes de Tijuana le dijo una vez un policía conocido suyo.
- Oiga compa porque no me hace un corrido?
Mario contesto:
- A ver ¿Cuantas toneladas pasas al mes al otro lado? ¿A cuantos tipos torciste?
El otro contesta:
-Bueno es que yo........
Tons el músico le dice:
- Entonces voy a hacerte una cumbia.


José Juan Aparizio.
19-Febrero-2020.




viernes, 7 de febrero de 2020

MOTOS CLÁSICAS: Perdón puristas.



MOTOS CLÁSICAS:
Perdón puristas.

Me van a tener que perdonar los puristas y toda la bola de pesados “Tlacuaches” (Zarigüeyas) de las motos clásicas.
En principio reconoceré –tocando madera- que este tipo de afición a la “chatarrada” y a las antigüedades, así como a los vehículos clásicos es un pasatiempo de viejos, plastas e impotentes. Lo cual viene a ser todo lo mismo.
Como ya no “meten”, “sacan” tiempo para joder al prójimo con sus tarugadas que son gordas y largas.
Pero como mi afición y preocupación por el motociclismo y las motos viene de pequeño me voy a permitir “sentar cátedra” en un asunto peliagudo. Excusándome por anticipado ante los “puristas”.
Si quieres perder tu tiempo, paciencia y dinero con un vehículo viejito (clásico) de 2 ruedas en este país (España), sólo tienes 2 opciones lógicas y que no te romperán la cabeza ni las bolas.
BENELLI 250 2C. Y o VESPA TX 200.
Lo de hoy –las motos actuales- son infinitamente mejores y son otra cosa, que recomiendo más. Además serán más baratas.
Pero el resto de lo de ayer: Harley, Norton, Triumph, Bultaco, Montesa, Ossa y por supuesto Derbi son máquinas que es mejor ver y admirar en los folletos y en las fotos sepia.
O cuando te toque ver pasar –nunca recomendaré tales eventos- esa fila de aburridos de alguna concentración motorista.
Los tiempos de arrastrarme por las carreteras secundarias con Bultacos, Ossas, Derbis, Montesas y Vespas,sólo, con hermanos o con novias, para mí ya pasaron.
Bueno no del todo, ahora lo sigo haciendo con un Ford de octava mano y con mi perro, pero esa ya es otra nueva-vieja historia.

José Juan Aparicio.
7-Febrero 2020.



miércoles, 5 de febrero de 2020

TAHURES.



TAHURES

Como en todo, para hacer trampas hay que valer. Ser profesional. Dedicación exclusiva se dice.
Es lo que diferencia a un “Pro”, de un capullo o de un puto aficionado. Estos últimos son simples ludópatas. Un tahúr es un ludópata que vive –digamos- de su enfermedad.
Sentido de la oportunidad. Movilidad continua y máxima, la famosa y peliculera frase:”Sólo llevo aquello que pueda recoger en medio minuto cuando tengo que salir del hotel por la escalera de incendios”.
Y probablemente los más importante, sentido del tiempo. “Timing” se dice en muchos deportes. El “Cuando”, el momento exacto, ni un segundo antes ni después.
El que va a jugar al poker tiene que saber de naipes, la técnica, los trucos, ir a la escuela como todos. Además de los factores personales y psicológicos junto con las aptitudes innatas necesarias para ciertos “bisness” influye también una buena actitud.
Si el tipo no es un poco “aventado” de por si, nadie le va a enseñar a tener la paciencia de un cactus y los reflejos del jaguar.
Lo dicho compadres hay que valer.
Un par de amigos míos magos se fueron un domingo al Rastro de Madrid a jugar al “Tocomocho” con los trileros, todos lanzas con su suficiencia de prestidigitadores a desplumar a los campeones de la calle.
Eran buenos y ganaron.
Ya entraban al bar a tomar las cañas par celebrar cuando –desde atrás- les tocaron en el hombro:”Lo nuestro compadres, sin rencores va”.
Aquel par de ejemplares, renegrido uno y aceitunado el gitano, con tono de Carabanchel, cuarta galería, se hicieron entender a la primera, sin enseñar la “herramienta”.
Mis carnales soltaron la tela de volada, dieron gracias a San Isidro, patrón de Madrid y tan tan. Se regresaron a sus truquitos se salón. Ni siquiera hubo que decirles que no volvieran.
Eso se llama jugar seguro, apostar a caballo ganador, lo del “trile”.
Un auténtico Tahúr del Misisipi, con verdadero sentido del tiempo y del espacio hubiera sido más difícil de agarrar, a pesar del oficio de los de la calle.
Un tío mío volvía arruinado de Venezuela –o casi- en barco como se hacía en aquel tiempo. Se jugó casi todo y siguió jugándo a crédito con la promesa de pagar al llegar al destino. No se le iba a escapar nadando a los tahures. Se ve que olvidó lo de: “A ver si el primo eres tú”. Pero como no era pendejo del todo se bajó del barco en Lisboa, penúltima escala antes de Vigo, que era el final del trayecto. Se les despisto un momento –el momento clave- a sus acreedores dejándolos con un palmo de narices.
Si hubiese sido hoy mi pariente hubiera dicho con su sonrisa cínica de toda la vida al ver zarpar el barco:
“Ahora buscarme en google cabrones”.

José Juan Aparicio.
5-Febrero-2020.



martes, 4 de febrero de 2020

AZAR POSITIVO.



AZAR POSITIVO.

No me acuerdo dónde leí esto: “La longevidad, en general, será la consecuencia de una vida razonablemente sana, en un entorno agradable y con una dosis de azar positivo para el individuo”.
Disneyland vamos.
No entiendo pues, la “gota” de los Reyes, que se suiciden los ricos, los millonarios, los artistas de cine con el mundo a sus pies y las estrellas de rock con la vida regalada y en la cúspide de su carrera.
La existencia humana y sus avatares es algo muy complicado de entender.
Pero después de la frasecita lapidaria de arriba voy a intentar comprender lo que significa el :”Azar Positivo”.
La suerte se busca, dicen por ahí, otros dicen que:”Has visto tu suerte”, o que te la han hecho ver, lo cual significa coloquialmente que las has pasado putas.
Pongamos un tipo –yo mismo- que no ha conocido nunca la prosperidad definitiva. Arrastrándose siempre por esos mundo de Dios con “carcahas” de octava mano que te dejan tirado por doquiera que vayas. Con 25 oficios y 47 negocios diferentes emprendidos y la más de las veces fracasados. Con algún órgano de menos “cancer”, aunque se vive bien la “pórorroga” con tal de entrenar bien –sobre todo con la bebida- al único riñón restante.
Me he zafados de varios y diferentes encuentros con las fuerzas del orden y del desorden.
Pero no llego a tocar la tecla clave, el cielo. El Nirvana. Una voz conocida comentó algún día: “Con todo el entusiasmo y todo lo que sabe hacer no tiene suerte”.
No chatita, te confundes, si tengo suerte, de respirar. Y además no se trata el caso de no tener suerte.
Simplemente es, que no he tenido –espero que sólo sea de momento- elevadas dosis de AZAR POSITIVO.

José Juan Aparizio.
4-febrero-2020.


sábado, 1 de febrero de 2020

LOS 5 PUENTES.



LOS 5 PUENTES

En mis años mozos solo había un puente internacional –Portugal-España- sobre el río Miño en su último tramo. Desde la presa de Frieira, la última antes de la desembocadura, hasta La Guardia. Lo que es la “Raya Húmeda” de la frontera galaico-portuguesa. Ese puente está en Tui, mi pueblo de nacimiento.
Un embudo de metal con remaches, construido –dicen- por un discípulo de Eifel, el de la famosa torre parisina.
Había dos formas de pasar a Portugal, por el puente o por el río.
Tanto tu como las “mercancías” o  el “género”.
Y los que estaban controlando ambos lados de la frontera: guardiñas en Portugal y Guardias Civiles, Carabineros y Vistas de Aduanas en España hacían su Agosto todos los meses del año.
Eran los tiempos de la post guerra española y de la miseria dictatorial y fascista en España y Portugal.
Lo de la Revolución de los Claveles y la Democracia aún tardaría en llegar.
Los taxistas pasaban “Conejos” (Paquetes de café de 1 kilo) escondidos por todas partes en su carro y pagaban “mordida” a los dos lados de la frontera. Luego vendían el producto en Vigo, Pontevedra, Orense, cuanto más lejos mejor, más plata.
Pero las reinas del “Trapixo” eran las hembras por una razón simple y evidente: todos los vigilantes de la frontera eran hombres.
Salvo las “Apalpaderas”, las encargadas de cachear a las mujeres, todo el personal era masculino.
Todas las pasadoras eran mujeres, sobre todos la de “a pie” porque les resultaba más fácil sobornar a aquellos siniestros personajes, que se hacían pagar, todos sin excepción con dinero, productos del contrabando y sexo.
Los maridos de las trapicheiras no tenían más remedio que tragar si o si, si querían comer. Aunque luego la única forma de cruzar el puente fuese con la cabeza ladeada para no reventarse los cuernos contra las vigas de metal del puente.
La cosa tenía gracia, hasta hubo unos carnets o autorizaciones para contrabandear.
Lo cual no eximía en absoluto de pagar religiosamente los sobornos.
Los pobres malvivían extorsionados por los menos pobres y por los ricos.
Y todo a través de un único puente, de dónde no se escapaba nadie.
Ahora, hoy, hay 5 puentes en ese último tramo Frieira-La Guardia:
Arbo-Melgaço.
Salvatierra-Monçao.
Tui-Valença. (Antiguo).
Tui-Valença. (Nuevo, autovía).
Goyán-Vila Nova de Cerveira.
Y con la unión europea ya no hay fronteras.
Se acabó el negocio de los artículos de primera necesidad, comestibles y tejidos.
El otro, el de siempre, sigue igual.
El tráfico de personas para esclavitud laboral o sexual (a veces es lo mismo), las drogas y las armas.
Tres grandes clásicos.
Ahora todo pasa en apariencia con una tasa “free”.
Aunque en realidad no, los mismos de siempre siguen cobrando –cada vez más- con el pretexto de no molestar los envíos, de avisar de posibles “incidencias” y de proteger mercancías y mercaderes.
Proteger de quién, otra vieja pregunta. Pues de “nosotros” pendejo, de quien coño va a ser.
Al final lo único que cambio en todo este tiempo fue el número de puentes.
Y el color de los uniformes. Ahora son más bonitos.

José Juan Aparicio.

1-Febrero-2020.