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miércoles, 29 de agosto de 2012

QUEDAMOS PAREJOS CABRÓN

Uno de los últimos capítulos de mi novela, que está casi terminada.

Quedamos parejos cabrón.

Aquel cabrón, hijo de perra había llegado de improviso, azuzado por unos celos mex de mierda, de hacía siglos, pretendiendo recuperar algo que nunca poseyó. Hacía falta ser joputa, para después de joder de por vida a madre e hijo, ahora pretender chingarse del mismo viaje y mochando parejo a los dos, más al nuevo novio de su ex.
Pero el caso es que encontró, en la casa, sólo y desprevenido –habrían debido avisarle- a Spy. Y lo encañono de seguido harto de ira, gritando y preguntando desesperado por su ex y su hijo.
-          “Te voy a dar en la madre hijo de la chingada. ¿Qué haces tú aquí?”. Soltó.
Spy, acostumbrado a ventear el peligro, se dio cuenta en una fracción de segundo que de aquella no iba a salir sólo.
Sin saber porque el único pensamiento que cruzó por su mente, en esos raros instantes en que se detiene el tiempo fue: “Lola, es el momento de ver la mano que tienes ahí arriba”. Hasta juraría que lo dijo en alto ante la incredulidad de un Pancho renegrido, tomado y con el homicidio alumbrándole la pupila inyectada de sangre y de tequila.
Acto seguido notó alucinado que su mano agarraba el cuello de un pendejo que tenía los ojos abiertos como platos. El pecho de Spy obviaba la proximidad del cañón de aquel 45 que le apuntaba.
Sin embargo la situación había pasado, de tensa a tranquila.
La fuerza de su mano era tal y la presión ejercida por aquella garra –ya no era mano a esas alturas- en el cuello de su oponente tan grave,  que el panchito aflojó su mano derecha soltando el revolver que cayó al suelo y al estar amartillado soltó un tiro que rompió el cristal de la ventana.
Spy oyó su voz aunque sabía que no hablaba el, sino Lola, su tía muerta hace años.
-          “No vas a volver por aquí a joder, parpadea si lo captas”.
El fulano con una cara que iba del lila a morado amago un ligero pestañeo, e intentó tomar aire, cosa que no consiguió, por la extraña fuerza de aquella mano femenina.
Lola volvió a decir en la voz de su sobrino:
-          “Parpadea si quieres vivir hijueputa”.
Ahora fueron dos parpadeos seguidos, claros y bien definidos. Salidos de un cuerpo sin aire, pero con avidez de él.
Spy ahora vio la cara de la pelona en los ojos de aquel elemento.
Y la mano de Lola dio el apretón final.
Cuando soltó y Pancho cayó al suelo, su viaje al más allá era un hecho.
Spy sintió entonces un toque en su hombro y escuchó al lado de su oreja aquella voz familiar. Sin necesidad de volverse supo que el día brillaba más porque una sonrisa burlona lo iluminaba.
 - “Ese está mejor en el infierno. Es más calentito”.
 El humor zumbón de Lola, la que no se casó porque en su familia de tiesos, con un padre ludópata que se jugaba la camisa a diario, era ella la que ponía la cara en los pufos y los fiados. Los demás familiares no valían pa eso.

 - “Esto fue pa que veas que si tengo mano”.
Spy cuando no ganaba en los juegos de azar le echaba la culpa a su tía muerta: “Que poca mano tienes ahí arriba Lola”.
“Y compra parque pal revólver que te dí José”.  Que ya estás mayorcito pa estar llamando a tu tía.
Entonces cogió al muerto por una pata y arrastrándolo por el suelo, se dio la vuelta y se largó diciendo:
“A este ya lo mando yo p´abajo”.
En el fondo del paisaje cerca del horizonte hacia donde caminaba la muerta estaban parados otros cinco familiares muertos sonriendo todos:
La abuela Teresa, su padre, sus tíos Purita y Justo (Padrino) y Ziriña su novia.
Spy se dio la vuelta y salió de la casa caminando con su soledad más acompañada que nunca.
Sonrió por el colmillo, como su tía, como sus perros Songo y Rubio. Pensando:
- “Bonita cuadrilla”.


José Juan Aparicio Abundancia.  29-Agosto-2012. 




LA NETA

LA  NETA.




Esta es la que te espera después de tus felices vacaciones jefe.
  LA NETA QUE SI.


Así que prepárese paisano. 


José Juan Aparicio 29-Agosto-2012.



martes, 7 de agosto de 2012

SE NOS FUE LA MEX MÁS CHINGONA




Se nos fue la mex más chingona.

Después de beberse, ella sola o con José Alfredo Jiménez, varias cosechas de agave se nos fue la mexicana – lo de Costa Rica fue un accidente – más hechona de todas.
Anduvo mucho tiempo con revólver al cinto y fue famosa su frase: “Estoy aquí porque puedo”.
Fue libre e irreverente y después de trillar las sendas duras es reconocida como lo que será siempre: LA GRAN SEÑORA DE LA CANCIÓN MEXICANA.
A ella, más que a nadie, sólo hay una manera de homenajearla: Tomando tequila y oyendo sus canciones.
Así que: Salucita y no nos olvide Reina.
Le debo una canción. Y a usted, si, pienso pagarle.
Pronto.
Rechula.

José Juan Aparicio  7- Agosto – 2012.