VÁLVULA DE ESCAPE.
Ayer hablando con mi hermana
–de pandemias como no- me comentó el tema de la válvula de escape.
Esa pieza que lleva toda
maquinaria, incluso la humana, para soltar presión cuando conviene.
En occidente se llama ocio y
va muy relacionado con la libertad de movimiento y también con la hostelería y
el ocio nocturno. Eso lo han cerrado a cal y canto. Yo creo que los chinos para
que nos cozamos en nuestro propio vapor y salsa.
Por desgracia no podemos ya,
a estas alturas, cerrar “Factory Chong” –que sería lo suyo- porque todo nos
viene de allí (la esclavitud abarata más los productos de mierda), lo cual le
ha dado al Dragón despierto hace años un poder exagerado.
Y como los amarillos son
adictos al dinero, al poder y al juego por este orden y además ancestralmente
han estado esclavizados, pues cuando agarran mando se divierten machacando a quien pillen por debajo.
Va a “estar en chino”
librarnos de esos enanos amarillos y va a costar siglos, pero –pregúntenle a
Alá- se puede.
Claro hay que plantar cara.
Y no es cuestión de tener o
no razón, pero nuestros nietos lo van a pasar mejor bebiendo mezcal, rioja,
burdeos y güisqui, que tomando licor de arroz y escuchando gongs y platillitos
de esos enanos que se traen los mariguanos y los drogatas de tahilandia.
Nunca fui muy religioso,
pero me quedo con Chuchito y la Madrecita de Guadalupe, que son algo más
tolerantes. Y Alá, Buda y Lui-Sin (Dios chino del rayo y del trueno) por mi
parte pueden irse a chiflar a la loma.
Pero dejándonos de tarugadas
lo que pretendían los chinos, y lo han logrado, es tumbarnos la economía.
Y nuestros eficaces
gobernantes pelándosela mientras tanto.
Hasta que la válvula
reviente y la porquería que salpique llegue a la Gran Muralla.
José Juan Aparizio.
5-Diciembre-2020.
No hay comentarios:
Publicar un comentario