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miércoles, 30 de noviembre de 2016

Vivir de milagro.


Vivir de milagro.

Me quitaron la RISGA (Renta Galega de Inserción), o algo así. Una ayudita para los excluidos. Hace dos años. Por haberme largado a México y cobrarla allí con una tarjetita bancaria. La asistente social del ayuntamiento –la misma que se acojonó cuando visitó mi jacal diluviando en invierno- me puso a parir y me dijo que mejor renunciara que me iban a cobrar los atrasos desde el pleistoceno.
No me quedó de otra y renuncié.
Y llevo dos años seguidos –con sus correspondientes inviernos- viviendo de “milagro” que digo yo para consolarme.
Gane algo con el alquiler de una antigua concesión para turismo en piragua. Ahí me estafó –lo típico, poniéndose de parte del enemigo- una letrada amiga de una “amiga”, pero como uno es hijo, nieto y hermano de abogados, ya se sabe al dedillo aquel refrán mex que dice: “ Los abogados son como los plátanos, no hay uno derecho”.
Vendí lo invendible, desde instrumentos y equipo de música hasta piedritas del campo de la era cuaternaria, también muebles, chatarra, cascanueces con forma de cocodrilo y todo tipo de tiliches, por supuesto también mis kayaks, palas y parte de mi equipo para remar. Este verano trabajé –en negro claro- de conductor. Me iba mucho mejor cuando hacía de taxista pirata. Tengo que reconocerlo –mea grandísima culpa- que sablee todo lo que se mueve sin pena ni gloria.
Sobre todo a las novias, a unas les debo y les voy a pagar religiosamente (siempre me gustó esa forma de pago) y otras no van a cobrar en su puta vida –nadie les mandó pintarme el cuerno con el saldo en su contra- y en general, me humillé y arrastré hasta lo indebido durante esos dos años de larga travesía de un desierto económico.
Que afectó mi salud, mi equilibrio mental, mi buen humor y engrandeció mi paciencia y mi talento hasta límites insospechados.
Sólo mi  Madrecita de Guadalupe, que descansa en la cabecera de mi cama y en mi cartera sabe cuantas veces le puse veladoras y le pedí para llegar al siguiente día.
Orita que empiezo a respirar le agradezco a esta y a todos/as mis benefactores el hecho de que pueda seguir entre ellos.
Y en especial a La Lupita le insisto ahora: “Presiosa dame el tiempo y la lana para cobrarme en directo y en persona los “favores” que me han hecho los que siempre se aprovechan del caído”.
Sólo tiempo y plata, la mala hostia y el parque ya lo pongo yo, la puntería también.

PD: “Ya me bebí dos cartones
         tomé tequila a montones
         y el olvido no ha llegado”.


José Juan Aparicio.
 30-Noviembre-2016.



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