Desayuno
con Mostovoi
Desayuno en un bar mientras leo el periódico, en plan relax.
O eso creía.
De pronto me choca la conversa de la mesa de al lado en un
tono, sin llegar a lo indiscreto, un poquito como elevado.
Desvío la atención de mi oído:
“Era el mejor jugador de todos los tiempos una gran figura
del Celta de Vigo”.
El fútbol sólo me gusta para jugarlo, así que ahora desvío
la vista. Un tipo barbudo y plasta le estaba colocando la biografía completa de
aquel jugador a su pareja, que lo miraba hastiada y escuchaba paciente, aunque
aburridísima.
El plasta, al parecer había empezado por: “Dios creó el
mundo en 7 días……, pasando por la manzanita de Adán y Eva, para quedarse
disfrutando a tope con su adorado Mostovoi”.
El día del nacimiento, la primera comunión ortodoxa, boda,
técnicas de regateo, que si sus problemas de amores afectaron psicológicamente el rendimiento del jugador.
Que si es el maestro del desmarque. Que dejó a Maradona en pañales. El Ceta de
Vigo en su era Mostovoi. Y aquello parecía no tener fin.
A mi me dio el desayuno, a aquella mujer que lo acompañaba
parecía dispuesto cuando menos a amargarle el día entero.
“El juanete del pie izquierdo al rozarle la bota marca
adidas creó un ligero desvío en los disparos a puerta y especialmente en los
penaltis del ruso”.
Su pinche madre ya pensaba yo a esa alturas, a la vez que
empezaba a odiar mis queridos “Bloody Marys” (Vodka con tomate, lo mejor para
la cruda), tal era el amolamiento que me estaba dando el fulano de al lado.
Miré el horóscopo en el diario buscando una explicación.
Capricornio: El día de hoy será grato en amores, si puedes
juega al 7. Te convendría destensionarte jugando al fútbol”.
Orita si me reí:
“Si, pensé, en el Celta, con Mostovoi de central y yo de
lateral derecho, para sacarle los corners de libro, con tanta información ya se
que el viento lateral de la costa gallega provoca infamación en la almorrana de
“Mosto” ya le agarre confianza y que tengo que picarle el balón con menos
efecto lateral para que el cabezón del güey acierte a la bola y gooooooool”.
Pagué, mire a la doña con solidaridad y comencé mi bonito
día convertido en un as de los saques de esquina.
Todo gracias a Mostovoi y a un cabrón que nunca –ni puta
falta hace, espero- llegaré a conocer.
José Juan Aparicio.
21-Noviembre-2016.
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