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lunes, 21 de noviembre de 2016

Desayuno con Mostovoi



Desayuno con Mostovoi

Desayuno en un bar mientras leo el periódico, en plan relax. O eso creía.
De pronto me choca la conversa de la mesa de al lado en un tono, sin llegar a lo indiscreto, un poquito como elevado.
Desvío la atención de mi oído:
“Era el mejor jugador de todos los tiempos una gran figura del Celta de Vigo”.
El fútbol sólo me gusta para jugarlo, así que ahora desvío la vista. Un tipo barbudo y plasta le estaba colocando la biografía completa de aquel jugador a su pareja, que lo miraba hastiada y escuchaba paciente, aunque aburridísima.
El plasta, al parecer había empezado por: “Dios creó el mundo en 7 días……, pasando por la manzanita de Adán y Eva, para quedarse disfrutando a tope con su adorado Mostovoi”.
El día del nacimiento, la primera comunión ortodoxa, boda, técnicas de regateo, que si sus problemas de amores afectaron  psicológicamente el rendimiento del jugador. Que si es el maestro del desmarque. Que dejó a Maradona en pañales. El Ceta de Vigo en su era Mostovoi. Y aquello parecía no tener fin.
A mi me dio el desayuno, a aquella mujer que lo acompañaba parecía dispuesto cuando menos a amargarle el día entero.
“El juanete del pie izquierdo al rozarle la bota marca adidas creó un ligero desvío en los disparos a puerta y especialmente en los penaltis del ruso”.
Su pinche madre ya pensaba yo a esa alturas, a la vez que empezaba a odiar mis queridos “Bloody Marys” (Vodka con tomate, lo mejor para la cruda), tal era el amolamiento que me estaba dando el fulano de al lado.
Miré el horóscopo en el diario buscando una explicación.
Capricornio: El día de hoy será grato en amores, si puedes juega al 7. Te convendría destensionarte jugando al fútbol”.
Orita si me reí:
“Si, pensé, en el Celta, con Mostovoi de central y yo de lateral derecho, para sacarle los corners de libro, con tanta información ya se que el viento lateral de la costa gallega provoca infamación en la almorrana de “Mosto” ya le agarre confianza y que tengo que picarle el balón con menos efecto lateral para que el cabezón del güey acierte a la bola y gooooooool”.
Pagué, mire a la doña con solidaridad y comencé mi bonito día convertido en un as de los saques de esquina.
Todo gracias a Mostovoi y a un cabrón que nunca –ni puta falta hace, espero- llegaré a conocer.

José Juan Aparicio.
21-Noviembre-2016.


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