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martes, 24 de marzo de 2015

MEZCAL



MEZCAL

"El mezcal se toma por gusto o decepción; cura y no causa cruda" (resaca).

A la llegada de los españoles a México, la fusión de estas dos culturas, la prehispánica aportando un mosto fermentado del agave y la española que aportó el conocimiento adquirido de las técnicas de destilación que habían aprendido gracias a los árabes que dominaron España por ocho siglos, dio como resultado el nacimiento del mezcal.


Estas bebidas se obtenían cocinando los corazones o piñas de las plantas, luego se las machacaba para así extraer su jugo y lo ponían a fermentar. De esta misma forma se elabora en la actualidad el mosto para destilar y obtener el mezcal.
Hay un evidente orgullo, del poder del mezcal. La manera en que el mezcal afecta al paladar y el modo en que calienta su boca, garganta y pecho es muy diferente a otro alcohol que haya probado.

La palabra mezcal deriva del nahuatl Mexcalli, Metl -maguey o agave e Ixcalli-cocido

La temperatura para tomar el Mezcal debe ser la del medio ambiente en el que estemos, como lo toman los Maestros Mezcalilleros, pues si se toma caliente o frío, engañamos a nuestros sentidos y ahorcamos la libre, clara y limpia manifestación del Mezcal. Como
dicen, el cuerpo debe sentir lo que recibe y no pretender engañarlo; de otra manera, el mezcal nos marearía por forzar un irrespetuoso cambio de temperatura en él.  

“El mezcal es el hermano mayor del tequila. Es también una tradición milenaria que se sigue haciendo de manera artesanal. Está viviendo un gran momento. El estado que te provoca es increíble”. Roberto Ruiz restaurador méxicano con estrellas Michelín y con restaurante en Madrid.
Relax: no me pienso apuntar a la moda snob de entender de catálogos de vinos y licores y tampoco a la de los restaurantes de diseño.
Todo lo contrario advierto que desde este verano que agarré la segunda borrachera más potente de mi vida en Oaxaca ya me di cuenta de que el mezcal se va a poner de moda.
Entre los idiotas y/o los modernos, creará “tendencia” y se llevará a algunos de ellos por delante,  para el otro barrio. Lo cual estará muy bien.
El tequila – por decirlo en suave – lo domino: “Ni gesto le hace”, decían, hasta cierto punto. Pero el mezcal, no lo había probado, me gustó y me lo daban caliente. Con las chelas, los tequilas, poca comida “para no dañar los tragos estilo colombiano” y calentito –ya dice arriba que no se puede tomar así- me tumbó. Diré en mi descargo y sin afán de presumir que hicieron falta unos cuantos, además de las otras bebidas anteriores.
En medio de un jardín, justito cuando le iba a dar la mano al Presidente Municipal, y en sus mismas narices.
Pero calma, eso a los mex le hace mucha gracia. “Ya se nos mamó el güero”.
“Dejadme cabrones que estoy de puta madre” y nueva ostia contra el suelo.
“Me metieron al coche entre cuatro gentes y me llevaron a una casa a dormir la cruda”. Les vomite el carro por el camino y la casa al llegar, pero todo ok. A ritmo de corridos, con norteño y banda. No se puede pedir más.
Aparte de casi ahogarme en mis propios detritus, todo de mil.
Y lo reconozco: El mezcal no deja cruda, alegra el alma, te pone en un estado de paz-alegría muy tranquilo y sosegado (a mi) y es puritica medicina para la tristeza y la desazón.
Cuidado que no estoy recetándoselo a todo Dios. Hay mucho cateto por ahí.
Pero y concluyo, es lo mejor que hay en este mundo para las penas o las alegrías de amores, da igual.
Y con corridos de fondo –orita si se lo suelto categóricamente- es una bebida sagrada.
Que cura al que entiende su espiritualidad, o al que simplemente agradece la toma.
Busquen en youtube “Dos botellas de mezcal”, con Jenny Rivera y en la tiendita de la güera, o en la de su barrio una botella de “Amores”, súbanle el volumen al radio o a la compu. Y sírvanse la primera copa.
Lueguito me lo cuenta.

José Juan Aparicio.
24-Marzo-2015.


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