MÚSICA,
GUERRA Y HAMBRE.
Con esa clarividencia que da el tiempo, supe en la recta
final de mi vida, que debería haber sido
traficante de armas y músico.
Músico si que soy, si se le puede llamar así a alguien que
ha vivido la mayor parte del tiempo de ese oficio, a veces muy bien y a menudo
muy mal.
Aunque la verdad es que en lo que más empeño puse –sin
llegar a conseguirlo- fue en ser corresponsal de guerra.
Pero hace tiempo que aprendí, que no siempre se obtiene lo
que se desea, por muchas ganas que se le echen al asunto.
De la guerra tengo –por desgracia- referencias bastante
exactas -quien no en este país- y de primera mano.
Espero que la mía –la de mis hijos, si los hubiera tenido,
pienso que ya no- sea la última generación que arrastre las consecuencias de la Guerra Civil
Española.
Sobran ejemplos: Yugoslavia, México, Angola de que una
guerra interna afecta como mínimo a tres generaciones a partir del final del
conflicto.
A mi abuelo (Capitán de la Guardia Civil –que yo no
trago-) lo pasearon los rojos en Madrid. A mi tío lo mataron yendo de correo en
una moto y a mi otro tío estuvieron a punto de cortarle una pierna llena de
metralla en el quirófano del Buque Canarias. Se despertó en el último momento y
le dijo al Doc: “ Me muero, pero con pierna, nada de cortar”. Y vivió –con
pata- para contarlo.
Todos los hermanos de mi padre se murieron de tuberculosis,
debido al hambre que pasaron en Madrid. En los frentes urbanos, dónde no hay
gallinas, ni trigo, el asunto siempre está campeón. Y los “gatos” madrileños,
andaban muy escasos en esa contienda.
Las rencillas, enemistades y rencores de esas guerras siguen
vivos: “Tu abuelo fascista se quiso chingar a mi tío de la C.N .T.”. Y aún hay gente que
pone flores y llora a esos mártires con versitos y to.
“O los matas o los dejas”, pero no, ni tienen los huevos de
arreglar las cuentas de su tatarabuelo, ni se pisan la puta lengua. Y siguen
chingando con sus Corteses y sus Malinches, como si eso fuese una excusa para
todo y como si Moctezuma y sus cuates hubieran sido angelitos divinos.
Sí, a mis ancestros se los fregaron César, Abderramán,
Napoleón y no se cuantos más todos con tilde, pero por ello los italianos no
dejan de ser mafiosos, los franceses no van a decidir ducharse, ni los moros se
van a limpiar el culo con la derecha. Y claro que hay que ocuparse de estos
últimos y de muchos más, pero por lo que joden hoy, no por el brazo que perdió
un güey en Lepanto, ni porque cambien de sitio al “Paco Medallas”.
Todo este rollo viene, porque de free-lance, a los 28 años,
estuve con La Guerrilla Colombiana
del E.P.L. en las montañas de Urabá unos
días y se de que lado masca la iguana.
Orita las F.A.R.C. dicen que vuelven en Colombia a luchar
por el pueblo. La desigualdad –que es peor que nunca cierto- y demás.
Todo el mundo debería saber que cuando un grupo rebelde
–ETA, FARC, etc_ pacta con el gobierno una rendición, un alto el fuego o como
carajo se llame a esa pendejada y escenifica una entrega de armas para la TV , lo que allí aparece, son 4
falcatas de sus primos íberos y 3 escopetas de caza. Las R-15, las Glock y los
RPG, los conservan en sus casitas, debajo de la almohada por si un aquel.
Piensan que a muchos nos hacen pendejos y –ahí ya aciertan-
que otros tantos lo son.
¿Por qué vuelven las F.A.R.C.? , si, sigue habiendo hambre
en Colombia, pero es más bonito mandar, tener plata y poder hacer lo que se te
pega la gana, que girársela chambeando en jales de mierda de guerrillero
reinsertado. Y el gobierno no va a emplear enemigos en sus filas.
Todos vieron ya “La
Reina del Sur” y la narcoguerrilla vende más.
Ya lo dice uno de mis corridos:
“Por los 100 kilos de polvo
Me había llevado una
feria
Y los billetes
gabachos
Venían pidiendo
botella”.
José Juan Aparizio.
10-Octubre-2019.
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