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domingo, 10 de noviembre de 2019

MÚSICA, GUERRA Y HAMBRE.


MÚSICA, GUERRA Y HAMBRE.

Con esa clarividencia que da el tiempo, supe en la recta final de mi vida, que  debería haber sido traficante de armas y músico.
Músico si que soy, si se le puede llamar así a alguien que ha vivido la mayor parte del tiempo de ese oficio, a veces muy bien y a menudo muy mal.
Aunque la verdad es que en lo que más empeño puse –sin llegar a conseguirlo- fue en ser corresponsal de guerra.
Pero hace tiempo que aprendí, que no siempre se obtiene lo que se desea, por muchas ganas que se le echen al asunto.
De la guerra tengo –por desgracia- referencias bastante exactas -quien no en este país- y de primera mano.
Espero que la mía –la de mis hijos, si los hubiera tenido, pienso que ya no- sea la última generación que arrastre las consecuencias de la Guerra Civil Española.
Sobran ejemplos: Yugoslavia, México, Angola de que una guerra interna afecta como mínimo a tres generaciones a partir del final del conflicto.
A mi abuelo (Capitán de la Guardia Civil –que yo no trago-) lo pasearon los rojos en Madrid. A mi tío lo mataron yendo de correo en una moto y a mi otro tío estuvieron a punto de cortarle una pierna llena de metralla en el quirófano del Buque Canarias. Se despertó en el último momento y le dijo al Doc: “ Me muero, pero con pierna, nada de cortar”. Y vivió –con pata- para contarlo.
Todos los hermanos de mi padre se murieron de tuberculosis, debido al hambre que pasaron en Madrid. En los frentes urbanos, dónde no hay gallinas, ni trigo, el asunto siempre está campeón. Y los “gatos” madrileños, andaban muy escasos en esa contienda.
Las rencillas, enemistades y rencores de esas guerras siguen vivos: “Tu abuelo fascista se quiso chingar a mi tío de la C.N.T.”. Y aún hay gente que pone flores y llora a esos mártires con versitos y to.
“O los matas o los dejas”, pero no, ni tienen los huevos de arreglar las cuentas de su tatarabuelo, ni se pisan la puta lengua. Y siguen chingando con sus Corteses y sus Malinches, como si eso fuese una excusa para todo y como si Moctezuma y sus cuates hubieran sido angelitos divinos.
Sí, a mis ancestros se los fregaron César, Abderramán, Napoleón y no se cuantos más todos con tilde, pero por ello los italianos no dejan de ser mafiosos, los franceses no van a decidir ducharse, ni los moros se van a limpiar el culo con la derecha. Y claro que hay que ocuparse de estos últimos y de muchos más, pero por lo que joden hoy, no por el brazo que perdió un güey en Lepanto, ni porque cambien de sitio al “Paco Medallas”.
Todo este rollo viene, porque de free-lance, a los 28 años, estuve con La Guerrilla Colombiana del E.P.L. en las montañas de Urabá  unos días y se de que lado masca la iguana.
Orita las F.A.R.C. dicen que vuelven en Colombia a luchar por el pueblo. La desigualdad –que es peor que nunca cierto- y demás.
Todo el mundo debería saber que cuando un grupo rebelde –ETA, FARC, etc_ pacta con el gobierno una rendición, un alto el fuego o como carajo se llame a esa pendejada y escenifica una entrega de armas para la TV, lo que allí aparece, son 4 falcatas de sus primos íberos y 3 escopetas de caza. Las R-15, las Glock y los RPG, los conservan en sus casitas, debajo de la almohada por si un aquel.
Piensan que a muchos nos hacen pendejos y –ahí ya aciertan- que otros tantos lo son.
¿Por qué vuelven las F.A.R.C.? , si, sigue habiendo hambre en Colombia, pero es más bonito mandar, tener plata y poder hacer lo que se te pega la gana, que girársela chambeando en jales de mierda de guerrillero reinsertado. Y el gobierno no va a emplear enemigos en sus filas.
Todos vieron ya “La Reina del Sur” y la narcoguerrilla vende más.
Ya lo dice uno de mis corridos:
“Por los 100 kilos de polvo
 Me había llevado una feria
 Y los billetes gabachos
 Venían pidiendo botella”.

José Juan Aparizio.
10-Octubre-2019.



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