BAILE
LA ESTRELLA
Fue en el verano del año 1950 de la dictadura franquista
cuando Manuel Domínguez, con su mujer Otilia que regentaban el Bar Otilia en el
barrio de Vendanova de Salceda de Caselas (Pontevedra) cuando comenzaron a
celebrar en el patio-eido de su casa, al lado del bar, unos bailes al aire
libre los domingos.
La cosa tuvo éxito, así que por el 56-57 acondicionaron un
“cuberto” (cobertizo) para seguir con la danza
dominical en invierno.
Y ahí nació la Sala
Estrella.
Que siempre estuvo petada –hasta la tópica bola de espejitos
de discoteca- imperdonable en cualquier antro de éxito desde la noche de los
tiempos.
Había una línea de autobús –Raul- desde Tui y el horario del
baile era de 5.30 tarde a 9 noche los Domingos.
Desde las 5 se formaba una inmensa cola, pues todo el
personal quería entrar el primero y salir el último de aquella sala.
En la tradicional taquilla mínima de U invertida te vendían
la entrada, llegabas a un guardarropa que era una barra de madera con una
paisana detrás, entregabas el abrigo –sin fichita ni madres- y la doña lo ponía
en un montón de ropa que pronto llegaría al techo. “O meu e o de cuadros roxo”,
decía la moza al salir para recuperar su prenda y tán tán.
Luego una barra a todo lo ancho del local y en una esquina
la tarima-escenario mínima. Bancos corridos alrededor y cumbias con rancheras a
todo meter:”Si me matan o me muero de algo , dejare una carta dirigida a
tiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii” “ “Prisionero de tus Brazos” siempre fue
el hit número 1 en el circuito de la Pachanga Galega.
Dentro todo completa y absolutamente apretujado bailaras,
miraras o bebieras. “Apretaito” que dicen horita los del regetón. Más que nada
debido al espacio disponible todo se bailaba agarradito si o si.
En un ambiente de calor humano, camaradería y ardores
amorosos y etílicos, sin nada de bronca.
En Cuaresma se elegía una Miss y dos Damas de Honor
oficiales del baile para todo el año. Aun viven y comento con alguna de ellas
de vez en cuando, en los nuevos sitios de la bailada. Ya que algunos/as mantenemos
las viejas mañas.
Cuando yo empecé a ir
allí, sólo o con mis carnales Cachito, Sifo y Manolo, ya era por el 74/75 y fui en autobús, a dedo
(auto-stop), en moto y en coche, según mi lana me iba permitiendo mejorar mi
movilidad.
La orquesta oficial era la Sur de Salceda, un microfono o dos en aquel
escenario mínimo y un ampli para el bajo. Ocupaban más esos escudos delanteros
de la época con el nombre de la orquesta –eran inevitables- que los músicos
mismos. ¿Discos o música enlatada? No se conocían tales adelantos. Dos pausas mínimas
durante la sesión para descanso de la banda y punto. En ese tiempo se charlaba
en alto y el murmullo era casi mayor que cuando sonaban los paso dobles, ahí empece a odiarlos, sólo perdono el de "Tres veces guapa".
La sala cerró mediados los 80, cuando empezó fuerte el boom de
las discotecas.
Hoy los comentarios en la net y en Twitter dirían algo así respecto a
la Sala Estrella :
“Apretada, muy apretada, muy buena onda, música viva, chulas
afectuosas, tipos rurales boleados y perfumados, bebidas buenas y baratas.
Altamente recomendable”.
José Juan Aparicio.
7-junio-2019.
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