¡BOOOOMMM!
Tronó Paramos.
Acabamos de ver –yo también de oir- que no hace falta un
islamista radical, ni una guerra santa, para que algunos vayan a reunirse con
el creador. Basta con un gilipollas, de esos que en mi pueblo sobran.
“Mamá tranki que la cucaracha asiática morada está bien,
aunque algo depre, después de la explosión, sólo le tronó la pata 16 de las 27
que tiene así que no pasa na”. Esto ecribía en el FACE una capulla hipster de
Terranova. El caso es publicar algo que ronde la actualidad aunque no pille tan
cerca.
Y al resto de los bobos les da por poner en el ciberespacio
su estado de ánimo y salud después de un incidente que pasó a años luz de
ellos, el caso es marear la perdiz.
El caso es escribir pendejadas.
“Cariño, no te pasó nada?” Pregunta una ma a su primogénito
de Soria. ¿Por qué contesta el despistado? La explosión. ¿La de Hiroshima?
Pepi ha confirmado estar bien después de la explosión.
Torrentes de nototas de salud, condolencias y solidaridad
artificial online.
Entre puñalada y puñalada.
Y alcaldes aventando pronósticos humanitarios para chupar cámara.
En un bar de Tui dónde me encontraba se oyó tronar el asunto
muy clarito y fuerte, con buena recepción. En seguida se produjo la estampida
de la bola de chismosos.
Yo me fui a tomar el fresco a una charca.
Por otra parte la pirotecnia, esa tecnología asiática empleada para celebrar –entre otros usos de la pólvora- está pasada de moda, mejor gástenselo en mezcal o aguardente da terra y luego a madrearse entre parroquianos, estilo galego, peruano, azteca. Al final es más sano.
Y es que el mundo –paro, ruina e hijueputas aparte- es un
lugar peligroso.
Los tigres muerden, los osos atacan, la filoxera de la vid
da alergia y las garrapatas –que sobran- chupan la sangre.
Y el ser humano hace unas memeces del tamaño del mundo.
De ese mundo que está empeñado en chingarse cuanto antes.
José Juan Aparicio.
24-Mayo-2018.
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