COMPRA-VENTA.
Con veinticuatro años circulaba bastante tomado en un
Citröen 8 por la madrileña Avenida de la Castellana haciendo slalom por la raya
discontinua que separa los carriles.
Me para la poli, que si, que no, que si soplo en el
aparatito, los papeles del carro etc.
Me niego a soplar y para comisaría.
Al final, luego me regreso al medio del relato que es la
parte más divertida, me hacen en el Hospital la extracción de sangre para la
prueba de alcoholemia y con el tiempo –policía, juzgados, burocracia, etc todo
se dilata mucho- resulta que la prueba da negativa y me retiran el permiso de
conducir por tres meses: “Conducción temeraria”.
Se presentan dos motoristas en mi casa a las nueve de la
mañana y se llevan mi querido documento. No me lo regresaron al finalizar el
plazo –lo cual hubiera sido un detalle- pues tuve que recuperarlo yo.
Pero me regreso a la Comisaría dónde me habían llevado porque el carro
no estaba a mi nombre, el seguro (ufffffff ahí si que tenía) sí.
A esto eran ya las tres de la mañana, cuando comenzó la
charla con el inspector de guardia:
- Si soy estudiante, por eso figura en mis documentos la
dirección de Pontevedra.
- ¿Y el carro porque no esta a su nombre si la fecha del
seguro dice que lleva usted seis meses con él?
Yo en aquella época redondeaba mis ingresos comprando y
vendiendo carros y motos en el Rastro de Madrid, en periódicos, en la calle y
dónde fuera, e iba casi siempre con el
cartelito de se vende en la ventanilla y sinceramente los tratos eran a lo
gitano: “Pasta –jurdos dicen ellos- y papeles. Lo de las transferencias era una
cosa secundaria ejem…..
-
Bueno,
ejem…, dije yo con toda mi cara, es que se lo compre a una amiga que me lo dejó
unos días para probarlo.
Yo creo que al inspector a esas alturas de la noche y harto
ya de los cacos y las lumis que esperaban turno a mi lado el caso le entretenía
y divertía, después de advertir que lo mío era un asunto de “inocente pillería”
al estilo “Lazarillo”.
-
¿Unos
días seis meses?
-
Ejem……
respondí.
-
Bueno
no hay problema horita llamas a tu amiga, nos corrobora tu versión te vas al
hospital, te sacan sangre para la prueba del alcohol, te vas pa casa, esperamos
el resultado y Santas Pascuas Catalina.
-
Es
que no llevo el número de teléfono de ella encima.
-
No
hay problema lo buscamos en la guia – el carro estaba a nombre de ella claro- y
ya la llamo yo.
El tipo busco el número y marco
delante de mí a las tres treinta de la madrugada.
-
Si,
la policía, si es que tenemos en comisaría a su amigo el que le dejo el coche
para probar, un C 8.
Yo no oí la respuesta ni me hacía
falta mucha imaginación para saber cual era, después del susto de la llamada de
la Policía a
esas horas se ve que la señora respondió: “Ah será ese hijo de la chingada que
me compró el coche hace seis meses, no hizo la transferencia y no paran de
llegarme multas”.
El Poli –casi no aguantaba la risa-
tapa la parte del teléfono por dónde se le escucha a el con la mano, después de
decirle a la señora: “Un momento” y me espeta.
-
La
señora dice que de amigos nada, que te vendió el carro, no lo pusiste a tu
nombre y que la fríen a multas.
-
Ejem…..
El caso es que hicieron a la señora
presentarse allí a las cuatro de la mañana, cuando entro por la puerta le pedí
mil perdones y le dije que al día siguiente transfería el coche, me mentó la
madre y se ve que a su marido tampoco le hizo gracia el asunto porque dijo:
-
“Yo
mañana me divorcio, pero hoy te mato”.
Yo a partir de ahí empecé a hacer
todas mis transacciones de manera más legal y es que con el cambio de tiempos
la web y todo eso los negocios se han hecho más fáciles:
“Al carro no le duele nada le dije
al coyote que compraba mi Ford Focus en Metepec”, nos fuimos hasta un coche de
unos judiciales de paisano, miraron en
la compu los antecedentes de mi carro, se llevaron su mochada, dijeron
todo ok, cobre mi lana y tán tán, salí del tianguis a pie.
Y es que así me gustan ahora a mí
los negocios, todo derechito y casi legal.
José Juan Aparicio.
25-Octubre-2017.
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