MOJADOS
No es literatura de suplemento dominical. Hay gente, yo
conozco varios, pero todo el mundo en Mex tiene alguien en esas condiciones,
que lleva veinticinco años en Nueva York sin papeles. De mojados. Y trabajando
todos los días, en negro claro.
No pueden, ni les interesa, ni les conviene irse a su tierra
a vacacionar, lo cual les encantaría. Eso sí reciben a sus parientes, padres,
madres familiares, allí, en el gabacho. Tampoco salen al extranjero.
Con la nueva política de Trumph, los polleros, los coyotes
han duplicado sus precios, pero no saben si es mejor, se cobra más, pero la
cosa esta más cabrona y hay menos chamba.
Cambian las reglas, en la mera frontera no interesa esperar,
sólo se llega ahí, a pasar la última noche antes de salir. Cosa que tampoco es
segura al cien. Siempre existe la posibilidad de abortar en el último momento y
chinnnnn, de vuelta otro par de semanas o un mes, a volver a vegetar en los
hoteles cutres de Reynosa, Monterrey o cualquier ciudad grande del Norte, dónde
se pasa más desapercibido que en las localidades fronterizas. Tijuana, Mexicali
y un par de sitios más son la excepción, allí mero, al ladito también se
espera, pero todavía más encerrado, sin hacerse notar, una espera más cabrona
que en capitales más grandes.
En los “rieles” de Monterrey, por dónde pasa “La Bestia ”, el famoso tren de
mercancías dónde se la rifan miles de gentes al año es fácil encontrase con
salvadoreños o guatemaltecos, pidiendo algo para resistir, cuando ya están
tocando su “sueño americano”. A algunos
les financian y pagan, su viaje sus parientes en USA mismito, pero aún así hay
que llevar “cash” para el viaje, por eso hay tantos incidentes con bandidos, a
lo largo del recorrido del tren.
Por cierto recomiendo los corridos de LOS RIELEROS, puro norteño
con sax a toda madre para ambientarse en el tema.
“Era el hijo del pollero
Por eso salió
aventado.
Su padre tigre
pintito
Eso ni hay que comprobarlo”.
Queda muy de cine americano,
pero hay que verlos con cuarenta grados en el puro sol del Norte, arriesgándose
a pedir unas monedas en la puerta del OXXO. Si te agarran sin papeles,
afortunadamente la poli pasa bastante, te deportan y a volver a empezar.
Cuando llegas a USA después de cruzar el desierto o nadar en
los ríos, te toca lo que a todos, lavar platos o hacer de mesero por cuatro
dólares. O recoger fruta bajo el sol de California, algo que a los campesinos
de Chiapas o Oaxaca, no les resulta extraño, eso si la quincena en “billete
verde” luce más que los quinientos semanales del pobre del Sur de México, dónde los patrones –de tu raza-
no pestañean a la mera hora de fregarte con el salario.
Y orita al presi del peinado de cortinilla, le molestan los
que hacen los “trabajos feos”, sin
derechos, en su pueblo.
Y dice que va a poner más ladrillos en la frontera. Pues
bueno, pues vale, pues me alegro.
Se debe creen el güey, que su abuelo –el de los puti clubs-
del Oeste, se ponía de escrupuloso al escoger el personal, me late que la
fortuna de ese cabrón se hizo con el sudor, la sangre, el flujo y el semen, de
muchas mexicanas y mejicanos.
Y orita nos sale el bato con la pendejada de morder las
manos de los que le dieron de comer a toda su puta familia.
Y es que peor que un rico exquisito y necio, es un rico
burro y aburrido.
La culpa es de la bola de tarugos que lo pusieron ahí.
Esos que nunca cruzaron a Tijuana a aventarse una parranda.
Pregúntenle a Brad Pitt o a George Coolney, que esos sí
saben del tema.
José Juan Aparicio.
13-Julio-2017.
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