Los
“Pesetas”, Uber y Cabify.
Ahora, un colectivo que tradicionalmente ha sido de –por
decirlo suave- delincuentes, se queja y manifiesta porque “otros” emplean sus
mismas, toscas, burdas y ancestrales mañas.
Cuando yo vivía en Madrid, barrio de Canillejas, al ladito
del aeropuerto, al pretender coger taxi llegando de algún viaje a los taxistas
les faltaba poco para pegarme cuando les decía: “A Canillejas por favor”.
“Vete arriba, no me chingues y otras lindezas”. Porque
estaban esperando a algún japonés o extranjero, para follárselo bien y bonito.
Y me montaban unas broncas del 15. Acabe por ir en autobús –cuando llevaba poco
equipaje- para no tener que alegar con un colectivo de “hijos de su chingada
madre”.
Los taxista méxicanos –otros mañosos- son hermanitas de la
caridad, comparados con los del Foro.
El caso es que ahora los “pelas” están muy emputados con las
nuevas compañías que ya he comprobado en mis carnes, que son otra bola de
estafadores. Eso si estos últimos te friegan con cremita y glamour, que es lo
que les gusta a los pendejos de Polanco y La Moraleja. Y al ritmo
de la música pedorra y cultureta que oyen por esas “privadas”.
Claro a los que pagan con billete de hule nunca les gustó
que les des los vueltos con feria de madera. Su misma medicina les resulta
amargante.
Pero si es vuestra receta güeyes. Con los meros mismitos
ingredientes. Y con el mismo cotorreo
barato de merolicos (charlatanes de feria) que vosotros empleáis.
Sabéis que me encanta ver como os dan por ese culo caliente
que lleváis –bola de jotos- de estar todo el día sentados, tocando vuestros
huevos, en espera de una presa.
Además me parto cuando en cualquier llegue que os dan en el
tráfico –cosas del oficio cabrones- no sabéis encajar y empezáis a chillar
(llorar) con aquel socorrido: “Pan de vuestros hijos”.
Que os chinguen a vosotros, vuestros hijos y a vuestros
putos descendientes hasta el juicio final.
Me da igual que sea Uber, Cabify o Juan de La Chingada el que os de,
con tal de que os revienten, como hacéis vosotros a diario con quienes os dan
de comer.
El taxi debería ser un recurso de transporte social, como lo
es en muchos países de los que –los mierdas- llaman el tercer mundo.
No una de las mayores mafias de Occidente.
José Juan Aparicio.
10-Junio-2017.
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