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sábado, 15 de octubre de 2016

CHINGADERAS.(2). Doña Tere.

CHINGADERAS.(2). Doña Tere.

Lo de irte al bote queda descartado, le dijo Doña Tere a Uriel, a ese cabrón nos lo vamos a chingar con cremita, no nos queda de otra.
El “mierda” vende carros en el tianguis, me voy a hacer pendeja, a hablarle y lueguito te cuento, tu sólo confía en tu suegra y de momento relájate. “Bendición m´hijito”.
Y así se despidió la vieja de su yerno.
El tipo aparcó el pleito y se fue a chambear como hacía a diario, estilo mex, sin domingos ni vainas.
-“Nos días tengas Flores”.
 Le entro la vieja al güey, humilde, divertida y jodelona a la vez. Aquella rata desconfiada dudó al instante, pero la doña, conocedora ancestral de la vanidad varonil, toco el puto punto débil de aquel aprendiz de negociante.
-“Me dicen que ya estás siendo “pesado” (importante) en el tianguis (mercadillo callejero de autos) y que te avientas unos carritos y camionetas a toda madre”.
 La seño engordaba el ternerito con falsa cortesía para confiar a aquella víbora, que para no variar calzaba botas vaqueras también de víbora, pantalón de mezclilla con cinturón piteado, camisa tejana y chamarra michoacana de venado con flecos. Lo que se dice un cow-boy de mediodía, coronado –como no- por una tejana blanca, de alas muy dobladas al más puro estilo de Durango.
-“Ni tanto seño –añadió Flores con una fingida modestia que nunca usó- ya sabe todo el día en la chamba como mi apá para sacar no más unos pesitos”.
Ya tuvo que sacar lo de su padre este hijoputa, pensó la vieja.
-“Bueno hijito, el caso es que la troquita de Uriel se descompone a cada momento y como yo tengo una lanita ahorrada……..”
 Dejo caer aquella hembra con mañas de india zapoteca.
Ahí es donde Flores empezó a relamerse, antes de dar siquiera la primera mordidita:
-        “Ya sabe seño que los carros chingones aquí los vendo yo y tratándose de una vecina de toda la vida”. “Precisamente mire pa la chamba de su pariente traigo orita esta Ford que ta rechula. No le duele nada”.
 Dijo empleando la frase favorita de los coyotes que venden autos.
A la troca Ford le quedaban dos rancheras y una cumbia de vida, pero el negocio de los carros es así.
-“Con veinte mil es suya”, si me da la “Estaquita” en el cambio quince”.
-“Deja y consulto a mi yerno, pero no veo mal la cosa”. Se despidió la señora: “Con Dios” y dejo al Campesino-Coyote frotándose la manos con avaricia. El complemento ideal para chingarse a un vanidoso.
Mal sabía aquel ranchero las dos cartas que escondía en la manga aquella india rejega.
Lo de los ahorritos –aunque no lo sabía ni Dios, pues los secretos son de uno solo- era cierto.
En el comal de Doña Tere comían a menudos  –sus exquisitos tacos- dos primos de San Miguel Amatlán en la Sierra Norte de Oaxaca. Y aquel par de sierreños si que no se andaban con pendejadas a la mera hora de chambear. Julio vendía la merca y Pancho se encargaba de que todo estuviera en su sitio. Si había que torcer a un fulano para que la raza supiera de que iba la rola y en que tonada cantaban los primos, no había fallo, lo que había era velorio.
Y aquí entra nuestra taquera que, favor por favor, no era la primera vez, ni sería la última que entre los tiliches y cacerolas del negocio escondía algún kilito de algo, algún fierro o incluso “piñas” (granadas de mano) si había que ayudar a los primos. Estos correspondían llevándole a tomar tacos a la raza y aventándose unas propinas regordas.
Había llegado la hora de pedir un favor de los que Pancho hacía con gusto, más si su Ford Lobo comprada a Flores le traía en chinga. Ya hubo roces por eso y como dicen Arriba en la Sierra: “A la vuelta, el mezcal se vende más tinto”.
-“Tu ni te metes chavito” dijo Doña Tere a Uriel.
-“El Domingo, día de tianguis no vas a trabajar y me dejas las llaves de la “Estaquita” –tranquilo ya tengo quien la maneje- eso si le sacas toda la mierda y los juguitos, la quiero reluciente”.
-“Pero suegra”.
- “Ni pero ni verga. Deja a esta vieja ese negocio”.
- “Y no te olvides de una cosa: Al Flores el Domingo lo invito a comer, y ya sabes: Indio comido indio marica”.
(Continuará).

José Juan Aparicio.
15-Octubre-2016.





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