Hace muy pocos días, me di cuenta de que en el siglo XXI, año de 2012, la bohemia no vende una mierda. Con las cartas que me están tocando últimamente, en el corrido de mi vida, suelo jugar con mucho handicap. Es lo que hay, a joderse, para mantenerse vivo en la partida. Pero duele.
No pillo un puto as desde aquello del famoso efecto 2000.
Se perder y las quejas las formulo en tono de burla, de mi mismo, sobre todo.
Por eso cuando dije en un casting –textual- aquello de: “Me manejo bastante bien en una delgada línea que va del patetismo a la genialidad, pasando por la indigencia”, la chica que me escuchaba flipo bastante.
Una tordita – gracias maestro – fisna, que nunca hubiera echado piedras sobre su propio tejado. Se sorprendió, me miró indulgente y me descartó por ese orden. La sinceridad moviendo montañas.
Lo peor, es la osadía de atreverse a asomar el hocico donde nadie le manda a uno, conociendo los resultados.
Me explico, como me niego a morirme de asco, saco mi coche - una medallita de las que suelo tener toda la vida – y me animo a meter las narices en los sitios, de noche, donde la gente gasta tela y dice que se divierte.
Nadie me manda ir sin pasta donde se gasta parné. Lo de divertirme barato lo llevo mejor. Así que, como doy el pego todavía, salgo de uno de esos antros acompañado después de bordar - como siempre – un breve idilio. Risas, ja,ja, que durito lo tienes todo, tal y cual. La alegría que caracteriza a uno y le viene de Mamá y de tía Lola.
Ahora viene lo bueno y todo seguidico –no me empiecen a pensar mal- salgo, me encamino con la carroza, a por la carroza y primer flash. El chimpín con un hule de cuadros en el asiento trasero, bastante cagado por mis dos campeones: Songo y Rubio. Vamos, lo mismo que montar el cuerito en un 911, 12 o 13.
Valor chascarrillo y palante socio, que vas bien. Esas miradas que matan a ti sólo te rozan, muy de lado el ego, ni puto caso.
Pues no te digo nada al llegar al jacal. Paso de describirles la pieza pues acabo de inspirarme. Y prometo que mi próxima entrada en este blog se llamará “MI JACAL”, y llevará foto. “Pero no tienes aspiraciones chico, eres un bohemio a tus cincuenta y cinco, me largan”.
Bueno pues esto es lo que hay. Otra dosis de terror, con los cánidos subidos a la colcha y los huesos pelados por el suelo. Ambiente hogareño mi vida, ponte cómoda que ahora enciendo la calefacción central, que otra no hay. Otro tequilita, pos si. Ya veníamos algo tomados, pero bueno, si hay que celebrar. Unos besitos por aquí, sácate otra teta, joder que sueño y tal.
Siento que se me pongan cachondos, pero llega el momento de resumir:
Ni polvo, ni gatillazo, ni hostias. No hubo oportunidad. Gano Morfeo. Ya saben cuates: la vida es una copa de licor. ¿A ti nunca te ha pasado guapa?
Eso si, cuando mucho después abrí el primer ojo había una preciosidad durmiendo en bolas a mi lado con su cabecita encima de mi hombro, romántico no? Va por ti Javier, que te me quejabas de que no cuento los polvos con pelos y señales.
Pero como siempre lo duro es el final: “Pues yo no doy segundas oportunidades”. Es igual, sigues siendo mi borde preferida. No se si te haré el corrido, porque yo quedo fatal en el.
Y ya que tú lo has contado todito para mejorar mi ya impecable reputación, no me has dejado más remedio – güerita – que largarlo yo también.
Por si acaso te da por reflexionar.
Gracias por todo buenorra.
José Juan Aparicio
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