UN ZORRO NO GALIÑEIRO
Érase una vez una preciosa sierra situada en una zona elevada de Galicia cerca de Tui, Vigo y Bayona. Allí la gente solía acudir a respirar, ver monte, pasear o a echar un polvo campestre. Escaparse a la naturaleza que dicen los urbanitas guays del decalón. Tirarse al monte dirían los maquis.
La gente pasea en bici o a pata. Con o sin niños. Con o sin perros y todos son felices y no comen perdices. Hay mucho vegetariano por ahí.
Menos los cazadores, que tampoco comen perdices y con los cuales la convivencia es “llevadera”. Las perdices las cazan en el puti-club y así todos son dichosos, ellos en plan chingón y sus mujeres con el butanero: “Pasa guapo que con esa labia”.
Pero claro, a los comuneros, (parece que le rasca el sonido del nombre a algunos) , a los paseantes y a todo cristo vino un zorro a joderlos.
Ante todo perdón a los zorros por la comparación. No la merecen.
Él figura vende 39 megavatios por la cara a la empresa Terra do Vento muy ecológica ella. Bueno, no por la cara, hizo el paripé legal: concurso, concesión etc.
Y a sembrarles el monte público de molinitos que dan tela, que no contaminan y tal. Sólo afean un poquitín. Pero luego los sacamos o los movemos. Muy del Sr. Feijóo: “Solo la puntita porfa”.“Con mucho cariño”.
Pero como en todos los cuentos cuando el malo se pasa de jodón la peña se encabrona. Hay bronca cartelitos, manis y demás. Al fulano le mentan la Unión Europea y todo lo demás y el zorrito con las generales al lado empieza a rilarse.
Así que con la fiesta ya torcidica y para hablarle claro de una vez se van a Santiago con el puto cartelito y se lo plantan en la puta puerta. Pues las fotos en la prensa, de las pancartas en el monte, no las ve. Ni las oye. !Estos zorretes sordooooos! Claro todo se pega entre zorros y mariposones que dirían en otra guerra.
Un único cartel. Dos o tres mendas, no hacen falta más y una única foto para la prensa. Con este texto:
ZORRETE CABRÓN LARGA DO GALIÑEIRO XA Y VETE A CHINGAR A TU M….
Y colorín colorado. El viento siguió soplando en el monte sin pasar por las aspas del capitán. Perdón del Capital.
José Juan Aparicio.
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