SERIES COÑAZO.
Hace mucho tiempo que no veo
televisión. Sólo he tenido ese electrodoméstico en casa un breve periodo de
tiempo en mi vida.
Y nunca lo he echado de
menos.
Ahora parece que lo “más” en
ese aparatico son las series.
Una imitación mucho más
cinematográfica –los tiempos, la tecnología y los presupuestos cambian- de las
telenovelas latinas de toda la vida.
Una película -buena- vista en el cine dura 90 minutos,
mientras cada capítulo de las series son 45 minutos. Algunas rondan los 80,
100, 120 capítulos. Eso las convierte –igual que las telenovelas- en demasiado
redundantes, pesadas y soporíferas, a pesar de la innegable audiencia que
captan.
A la chica ya la
secuestraron 30 veces, la balacearon 80 y se la tiraron 40 cabrones. Al fulano
cada día le cortan un pedacito en el bote (trullo, cárcel) y ya va por la
quinta violación con pastilla de jabón y ducha incluida, un gran clásico.
Motos detrás de coches,
camiones, lanza granadas, Aks, Ars, glocks y demás artillería.
Kilos de polvo y mota en
paquetes grandes y pequeños y moros empaquetando chocolate y
dándose por atrás que es lo suyo.
Leí “La Reina del Sur”, sin
duda lo mejor de A.P. Reverte, vi la primera entrega de la serie online, que estuvo
bien, la segunda temporada ya sólo muy pasable y con el primer capítulo de la
tercera temporada ya me empezaba a dormir.
Hoy las series van de
Vikingos, de Zoombies, de Apocalipsis, de casas de vecinos capullos y tiempos
pasados con bastillas y costuras.
Nuestro actual presi P.S.
también se fabricó un capitulo auto biográfico muy “chachi” para pasar a la
posteridad como lo peor que hemos tenido gobernando aquí desde Leovigildo
octavo.
Mineros
tarados, médiums, anticuarios muy antiguos, tatuadores, citas express,
resultan a veces más amenos que las
series de “Redundanciaficción”.
Y es que entretener al
personal cada vez se pone más difícil.
Antes estaba chupado, con 4
plumas de guacamayo, una tarántula y una maraca eras el puto amo.
Pero desde que llegó a la
tribu del Alto Caroní un alemán barbudo tocando la armónica las cosas se le
pusieron difíciles al brujo.
Por eso decidió que lo mejor
era comerse al intruso ayer.
Y la armónica acabó en el
estómago de un Piracurú, un gigantesco barbo amazónico.
Para más datos sobre esta especie
recomiendo seguir la serie: “Pareja en pelotas en la puta jungla”.
José Juan Aparizio.
18-Octubre-2022.
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