LA SEXTA HORDA NO
SABE BEBER.
Como mi casa está rodeada de
viñedos pasé el domingo tarde por una bodega dónde además de hacer vino
celebran bodas.
Allí fuera –en el medio de
la carretera- había una manada de fulanos (sólo tíos, se ve que las hembritas
beben mejor) alborotando completamente mamados. Al estilo BRRRRRRR, HUGGGGGGG, emitiendo informes sonidos tipo troglodita. Algunos sin camisa, todos con esos pantalones
estrechos a los que le falta una cuarta para llegar a los zapatos –pesqueros se
llamaban en mis tiempos- calzado de boda
y de charol. Las chaquetas, americanas o sacos eran de esas raquíticas, de dos
tallas menos que es lo que se lleva junto con el corte de pelo a lo marine usa.
Toda su puta diversión
consistía en intentar mantenerse en pie –algunos lo conseguían a pesar del
tambaleo- y como se dice en Galicia muy apropiadamente “Borrejar”, “Borregar”
en medio de la calzada.
Borregar: BALAR, BALIR, BARREGAR, BERREGAR
Cuando llegué a su altura
con mi Renault 5 del año de la Tana me bloquearon el paso, berraron un poco
más, gestos simiescos con manos y piernas, rebuznos incomprensibles y demás
parafernalia borracheril.
No puedo evitarlo, los tipos
borracho-patosos, de primera impresión me hacen sonreir. Después de un show de
un minuto, como no les paré bola me abrieron el paso, así que desfile entre dos
filas de 15 mamarrachos y me abrí.
Esos tipos son los que
fueron echados al mundo por la generación posterior a la mía. La sexta horda de
los contagios pandémicos.
Al menos entre PCRS y tests
de farmacia podrían hacer algo positivo.
Aprender a beber sin hacer
el tarugo.
Calladitos, solos, escuchando
corridos de adoloridos en una cantina tomando mezcal Gusano Rojo.
O también solos, sólo que
para eso no tienen huevos, bebiendo hasta caerse en un bar de teiboleras, o
hasta que le salga por las orejas si han aprendido ya.
Además se ilustrarán muy
rápido porque allí no se andan con mamadas. A la primera pendejada les partirán
la madre.
Por eso me gusta América
Latina.
Son todos muy educados.
Al que no lo es la “Selección
Natural” no lo deja envejecer.
Y los pocos folloneros que
consiguen meterse en edad avanzada no son tan necios.
Esquivando balas y trompadas
se han enseñado a medirse para no pasarse.
José Juan Aparizio.
18-Septiembre-2021.
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