HORÓSCOPo.
Cuando trabajé en la radio,
en los informativos y en los magazines, solíamos incluir el horóscopo. Igual
que el parte meteorológico. Tradiciones periodísticas no más.
Yo presentaba con una
compañera y entonces íbamos alternando, tán-tán. Tu Piscis yo Leo etc.
El cuento es que todos los presentadores, llegado ese momento, agarraban cualquier diario de los que había
ciscados encima de la mesa y al tún tún, eso sí con la
delicadeza de cambiarlos, pregonaban –mencionar aquí que hablo siempre de
programas en directo- las prescripciones oportunas –para el día- de los
diferentes signos. Donde ponía capricornio, leían lo de Tauro: “Buenas señales
en tu karma, dulce sueño primaveral, juega al 8”.
Yo no cogía ningún diario,
lo que sorprendía a los no acostumbrados, me divertía inventándome los consejos
por mi cuenta y sobre la marcha: “Cuidado Aries, tu genio te traiciona, vete al cine, bebe con
moderación” y mis envidiosos y tarugos compas se morían de risa.
Esta costumbre luego la convertí
en broma.
Que use –a menudo- sobre
todo con el género femenino.
Más o menos de la siguiente
forma.
Antiayer –época Coronavirus-
compartía mesa con una señora, terraza, distancia social, mascarilla, na de
besitos pa saludar y demás protocolos de la OMS.
Yo leía el diario del bar
(no sé si fuera de norma) y –mi broma funciona así- al llegar al horóscopo,
miro a mi acompañanta y leo en alto: “Capricornio (el mío improvisado). Buena
suerte en el amor, riñón infectado, sal a la naturaleza”.
La doña que no conoce mi
maña se ríe y ahí, yo le digo: “¿Te leo el tuyo?”.
Claro contesta.
“Sagitario: Se avecina
apocalipsis. CV 19. Cásate con un depredador. Llueve en tu alma”.
Me mira algo feo, se medio
mosquea: “¿Dice eso?”, pregunta.
Le paso el diario, lee, ve
que me lo he inventado, se carcajea, disfruta la broma y pregunta: “¿El
depredador eres tú?”.
“No, ni tampoco la presa, yo
sólo soy un superviviente, de los pobres –me gusta ir de pobre- dicen”. “Además
orita no se puede comer de na, por los contagios”.
Al rato pagamos, mejor dicho
paga ella, chocamos codos y cada quién pa su casa.
Ella se va pensando: “Se me
escapó vivo este cabrón -con el hambre que hay en el confinamiento- aséptico y
exquisito”.
Y yo divago: ”Los tigres -mejor
las tigresas- sólo aciertan uno de cada diez de sus ataques en busca de presa”.
Y, por otra parte, cuando hay miedo de que te coman, por muy pequeñitos que
sean los bichitos- nadie piensa en coger.
“¿Será la próxima
chiquitita?”.
José Juan Aparizio.
16-Noviembre-2020. (El año
cabrón).
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