El secuestro Express de Rubio.
No me acordé que los Jueves y Domingos es día de caza por el
monte de alrededor de casa. En esos casos cambio el itinerario de mi paseo con
los canes por otro más urbano, donde no pasan los cazadores.
Pero me olvidé. El caso es que salgo y a mitad de recorrido
me paro un rato al sol a leer un libro y Rubio (uno de mis dos perros) se
larga. No pasa nada sabe dónde está la casa.
En media hora me levanto y me vuelvo con Songo para mi
domicilio. A medio camino ¡¡¡¡CHINNNNNNN!!!!!!!!!! Veo un carro con un remolque
para perros. ¡Coño! Día de caza. Y al momento me mosqueo al ver que el tipo. Un
hijo de puta, como todos los cazadores, mueve carro y remolque con cierta prisa
para largarse.
Ahí me atoro un poco sintiendo el peligro y cuando da la
vuelta por la puerta trasera pequeña, del remolque-perrera, veo entre varios
perros el pecho blanco, con el final de las patas delanteras también blancas de
Rubio. Le doy un grito “Rubio” y contesta una ladrada de varios perros.
Entonces salgo corriendo detrás del carro gritándole al cabrón: “EHHHH Pareeee
Pareeeee”. El mierda para un poco adelante abre la puerta con intención de
salir, pero se arrepiente, arranca y se va.
Entonces llamo a un amigo que está de guarda en ese coto de
caza –no me gusta nada ese trabajo de mierda- y le cuento el asunto, me dice
que conoce al fulano y que tranqui. Mientras le explico todo –diez minutos- se
presenta Rubio corriendo desde dónde se había marchado el pendejo del R 5 con
remolque.
Conclusión: el valiente cazador, con escopeta en el carro,
no quiso parar por si –al tener que soltar a “Rubio” del remolque- yo le
recriminaba y se producía un altercado.
Más adelante reflexionó: “El del perro pudo haber tomado la
matricula del coche y el can igual tiene chip –si que tiene- mejor suelto al
chucho –de incógnito- y ahorro problemas”.
Todos saben a estas alturas de la película lo que hacen los
cazadores con los perros que ya no les cazan y lo que pasa con ese “deporte” de
capullos que genera millones de euros.
Ahora voy a decirle a aquel cazador lo que puede pasar con
el:
Ya se quién es y dónde aparca el coche, que también se cual
es. El que lo va a “venadear” a él orita
soy yo.
Cómprate un ojo para la nuca güey, porque un día de estos te
va a hacer falta, la temporada de caza está apenas empezando y pienso
aprovecharla, ahora que Rubio duerme caliente en su casa y salió con bien de su
Secuestro Express.
José Juan Aparicio.
1-Diciembre-2017.
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