Entradas populares

Vistas de página en total

miércoles, 13 de septiembre de 2017

PERROS, PAN E HIJOS DE PERRA.



PERROS, PAN E HIJOS DE PERRA.

En Galicia acaba de salir una ley que prohíbe eutanasiar animales en las perreras y centros de acogida. También pretende impedir dar de comer a perros y gatos de la calle (multas hasta de 500€) y recoger o adoptar animales abandonados (multas hasta 5000 €).
Lo de “Darles la bola” (albóndiga con estricnina) a los canes es algo tan cabrón como tradicional en este país, hasta el punto de que refiriéndose al asilo de ancianos de mi pueblo, muchas personas mayores comentan: “Yo no quiero ir ahí que te dan la bola”.
En realidad en estos centros de recogida de animales callejeros, el método que emplean para chingarse a mininos y chuchos es una inyección letal. Algo muy compasivo para dormirte en el sueño eterno. Y lo más cachondo es que contratan sus servicios ayuntamientos como el de Salvaterra do Miño.
Con lo cual este aspecto de la nueva ley me parece un acierto (prohibición de matar perros y gatos abandonados a los centros de recogida), falta ver como se va a cumplir.
Lo de multar por ofrecerle una papa frita de tu bolsa al can hambriento que se te acerca amigable, o invitarlo a subir a tu carro para quedártelo (siempre que lo atiendas debidamente) ya es otra cosa. Como las señoras mayores que ponen latitas de agua para que beban los gatos, les ponen alimento en la calle, echan migitas a las palomas (las ratas del aire que estaban ahí antes que nosotros) o las gaviotas de Vigo que joden muchos a los bares con terraza porque se comen descaradamente los pichos.
Pues teniendo en cuenta que lo de buscarse el agua (de beber no dice nada la ley) esta campeón muchas veces para los animales callejeros creo que debería verse el asunto desde otro prisma.
El que introdujo especies salvajes en su casa y para su conveniencia, como todo el mundo sabe a estas alturas del partido, es el hombre.
Cuando no le interesan se deshace de ellas y ahí están, ahí se quedan, en el puto planeta y dónde pueden o dónde se les pega la gana.
Y tienen que buscarse la vida como todo dios.
Y si un guey les da un bistec, una papa frita, un cuernito (cruasan), mejor si es de concejal, concejala o alcalde, pues que bueno ya merendó el perrito o el gato.
Y si un pobre, se lleva un perro con el para que le haga compañía y se den afecto y calor en la “perra calle” mucho mejor.
Y lo de acatar leyes y pagar multas es todo muy relativo.
“Si señor,agente como no, tiene usted razón, ya sabes que las pocas veces que tienes razón me gusta dártela amigo, ponme la multa que soy un transgresor”.
A esas alturas de la película el perro, que estará abandonado pero de tonto tiene mucho menos que el guardia, ya se habrá largado, pues tampoco le caen los uniformes.
Tu recoges tu multita, la doblas con cariño, le das las buenas tardes al representante de la ley: “Perdone señor no lo volveré a hacer”. Le mentas la madre de dientes pa dentro y: “Si me excusa porfa que tengo apuro y me voy al excusado, buenas”.
Entras en el baño público del parque municipal, te ciscas en todas las autoridades, desde el legislador p´abajo y como allí andan escasos de papel higiénico te limpias el ojete con la susodicha multita.
Y tan tan.

José Juan Aparicio.
13-Septiembre-2017.





No hay comentarios:

Publicar un comentario