“No me da la virada”.
Es una expresión muy “mariñeira”, se lo oí a un cabrón de
Cangas concretamente, que quiere decir que no “das hecho”. Que se te acumula el
“chollo” (trabajo en gallego). La usan los marineros para decir que el espacio,
las condiciones meteorológicas, el propio mar, el barco o su propia seguridad
no les permite girar, o dar la vuelta a su embarcación, como, dónde y cuando
ellos quieren.
Con la extensión del uso este giro lingüístico se torna coloquial en
estas zonas y quiere decir que algo está cabrón o campeón (muy difícil) que
dirían en Mex.
Aunque habitualmente soy yo el creador, el que matiza,
trabaja adorna y crea vocabulario en esta ocasión voy a adoptar el modo por la
vía rápida, como hacen todos mis fusiladores, robándolo directamente.
Para enriquecer la lengua castellana, el español, aunque
algunos ilustrados en Mex digan que hablan méxicano –les recuerdo que ustedes
“No cantaban mal las rancheras”, cuando llegaron los bárbaros (nosotros) de
España, sin pisar Colón por ahí la esclavitud estaba de moda y se ofrecían
vírgenes y corazones palpitantes (siempre en aras de lo divino) a esa bola de
deidades que tenían por allá- les recuerdo que en toda América latina se habla
español, no peruano, argentino o chileno. Igual que en brasil, se habla
portugués, no brasileño.
Pues eso, que me gusta
lo de "La virada".
Porque disculpa a los pendejos y lo hace con gracia.
En el mar y a veces
también en tierra, la virada tiene que estar calculada con antelación y
premura, porque –muchas veces el mar y la tierra tampoco- no perdonan, no dan
una segunda oportunidad. Pueden preguntarle a Pérez Reverte, Dudley Pope o a
Jack Sparow si prefieren.
Al “Franses” (le dicen así por lo de sus padres emigrantes
en Francia), mi amigo de la mili de Bueu, un tipo simpático y honesto, pero
peligrosísimo cuando está tomado –y lo esta a menudo- le agarraron remolcando
una planeadora de un amigo que se había chingado y lo mandaron directamente al
bote. No se si llevaba tabaco, la blanca, costo o un remix de los tres productos.
Luego explico a sus patrones lo de la duda –“La virada”- estaba claro, pero no
evidente. Recoger al otro piloto y largarse en su lancha abandonando la otra y
la carga, algo también chueco, o remolcar, algo muy jodido. De hecho los
cazaron por eso.
Por pendejos.
Si, pero que patrón se crea lo de: “Se nos averió el bote
jefecito y vino la federal y se llevó carga y lanchita”. En muchos sitios eso
te lleva a almacenar plomo en la cabeza ayer. Y la otra alternativa te lleva
directo al bote defendiendo carga y medios de transporte.
En esos casos y con la tecnología de hoy –en aquella época
era otra cosa- lo mejor es reportarse: “¿Qué onda patroncito?” y acatar
ordenes, pero siempre con la duda sembrada y la desconfianza calentando el
parque de la UZI. Cuando
algo se tuerce se tuerce de verdad.
Nuestro amigo no “Dio virado”, decidió rápido y a lo mejor
mal y se fue al trullo. Aún así tuvo suerte y le echó cojones. En la Galicia de aquella época,
tendríamos todos veinte años –y en la de orita igual aunque digan misa los de
la ley- se compraban voluntades con algo de lana.
“Mire jefecito –soltó su órdago el “Franses”- cuando lo
visitaron en el “caldero”, a mi me saca de volada que usted tiene su
influencia, si, le va a costar la lana, pero yo me la rifé por ustedes, así
todos felices y tán tán, sino ya sabe suelto todita la sopa: los jefes,
cantidades sitios etc. Aquí si se la jugo mi carnal, en Mex se lo hubieran
echado, pero en “La tierra blanca gallega” de aquella época no convenía hacer
ruido. Lo sacaron, sin juicio ni madres y claro lo largaron de la chamba. Y tán
tán.
No se dónde se metió ese fichita, pero estoy deseando
encontrármelo, por Bueu o por las Rías, últimamente voy bastantisimo por allí.
No más para aventarnos unos tequilas y unos cacharros que
dicen en el mar. Aunque tenga que bajarlo de la mesa de la taberna donde se me
pone a zapatear y salir corriendo para que no nos maten cuando se ponga a
meterle mano a la jefa delante del marido. Que es exactamente lo que nos pasó
la última vez que celebramos.
José Juan Aparicio.
6-Septiembre-2017.
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