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domingo, 29 de enero de 2017

SANGRE DE ATOLE



Sangre de atole.

Una hiper-mega-zorra, tapada, en una conversación referente al soberbio –una de sus múltiples habilidades- de Mario Conde, lo disculpaba cuando le comente su despótico comportamiento delante de su esposa (lo vi en vivo y en directo en la noche madrileña de aquellos tiempos), diciendo que eso es: “La vida misma”.
El memo de Tui –mi pueblo- mando a su - luego después de muerta adorada esposa- para casa acompañada de sus guaruras (guardaespaldas), mientras el siguió la farra acompañado de una profesional. Y lo hizo en la cara de toda la concurrencia.
“La vida misma”. Aquella secretaria, moderna-antigua, consideraba que la “Vida misma” de su feminismo declarado era aprovechar las oportunidades de “La vida misma”, para redondear su sueldo y asegurar su puesto de trabajo acostándose con su casado jefe. Nada que objetar a este tapado comportamiento ancestral. Pero claro aquella secretaria antigua también considera que “La vida misma” es permanecer de segundera en la clandestinidad porque el antiguo “que dirán” es la opción más sana a una relación moderno-antiguo-liberal.
“Mira chata, si te avanzas a tu jefe, ten los huevos de hacerlo a las claras, con sus consecuencias”. “O es que tienes ATOLE en las venas.
ATOLE: Bebida prehispánica, dulce, hecha de maíz y de espesor considerable.
De ahí lo de que fluya con dificultad por las venas en el famoso dicho mexicano.
“TIENES ATOLE EN LAS VENAS”. Pasas de todo, eres un flojo, un huevón y no te inmutas, por acontecimientos, circunstancias u ofensas.
Y al que le choca esa expresión desde hace tiempo es a mi. “La vida misma”. En unos hiper-mega-machos. O unas Hiper-mega-hembras. Siempre de gallitos y gallitas dispuestos a poner sus pantalones o faldas delante de todo y todos.
Ojo, lo cual me parece bien, que no se dejen pisar.
Pero claro que luego miran para otro lado cuando a su novia o mujer, novio o marido –de todo hay en Chihuahua o Toledo (aquí pasa lo mismo), su amante le da el enganche (entrada) del carro nuevo, le paga las letras, la mecánica y el polvo semanal –los casados tienen poco tiempo y robado, como muy bien dice Isabel Allende- con comida en Sanborns, o si hay apuro, un simple cafecito en el OXO, que es un sitio muy discreto.
Pues a este plato típico de la cocina –más tradicional- mexicana, aunque repito bien podría ser también de la cocina gallega pues aquí se la rifan igual, güeyes y morras, le he dado en llamar:
 “ENSALADA MËXICANA”.
Un plato –como no- con mucho chile pues comen de el a la vez unos, otras, maridos, maridas, amantes, primos, vecinos, jefes, jefas, los del brinquito online, los de la “vida misma”, los babosos, las babosas y los de su rechingada madre.
Hasta, a menudo, puede que comamos tú y yo, espero que sin darnos cuenta.
Por eso conviene ponerse listo, entrar en la partida y mirar alrededor.
Y en vez de seguir las enseñanzas de Mario Conde o de mi conocida de “La vida misma”, mejor aplicarse el cuento de Amarillo Slim, un famoso tahúr gabacho (yankee),que dice así hablando de poker.
“MIRA ALREDEDOR DE TU MESA, SI NO SABES QUIÉN ES EL PRIMO, ENTONCES EL PRIMO ERES TÚ”.


José Juan Aparicio.
29-Enero-2017.





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