VIVIR CON PERROS
Mis perros tienen doce y ocho años, el pequeño menos, porque
lo adoptamos Songo y yo de la calle siendo cachorro, nos cayó bien, por chingón
y una noche se vino con nosotros pa la casa, sin más objeciones, ni chiste.
“Vente güey y el tipo subió, sin problemas, portal, ascensor
y piso, sin recelos de ningún tipo. Hay que decir que los tres ya éramos
compas, pues le bajábamos comida y paseaba con nosotros, antes de volverse a su
alfombra de la inmobiliaria de “Josiño” (ver “Josiño mi amooooor” aquí en
Pistas).
Vivir, lo que se dice vivir en pareja he vivido poco, mucho
menos de la mitad de mi edad, reconozco que tiene lo suyo, aunque soy un “Pan
de Dios” que se dice allá, pero con estos dos los problemas son mínimos:
“Mentarle la madre a algún cabrón de vez en cuando –Van
sueltos porque se me pega la gana y la ley me la paso por dónde el Presidente
de la Nación-
aturar a algún padre exquisito cuando Songo, que es muy paciente le pega el
primer gruñido –enseñando dientes- a algún enano cabrón de esos aficionados al
rabo de los cánidos. O el típico “No trae bolsa” de la seño que quiere que
recoja mierda en zonas nobles de Vigo; “Ay, perdone doñita se me olvido, no
traerá un dodotis de su marido que me sirve igual”. Y cosas así. Arenitas del
camino, que ni a piedritas llegan.
Lo que si está cabrón –hablando de mierda- es que como
depredadores feroces les gusta embadurnarse en heces de sus presas para cuando
la caza tener olor parecido a ellas y como sus-nuestras presas son humanos,
mejor dicho humanas, se llenan de caca de cuando en vez, siempre de hembrita
–lo lanzas le viene de cuna- y hay que bañarlos de rapidín. Menudeces de na
comparadas con los emputados y broncas de los humanos y humanas.
Y no se está del todo sólo en las duras con perros, en las
de fiesta todos somos muy chingones.
Algunos machos alfa de gimnasio sólo quieren tener perras,
pero yo que he paseado muchas de esas, como que prefiero los machitos, sin
mariconadas claro.
Mejor un perro que una hija de perra: “Es que prefieres a
tus perros antes que a mi”. “No, muchas veces los dejos solos para “venirme”
contigo, pero si no lo pillas amoooooor”.
Lo ideal no existe, pero puestos a pedir la excelencia sería
vivir con perros y con un Colt Anaconda o una Beretta PX4.
Y lo mejor de todo, se me acerca una señora de –exactamente
61, dos mas que yo y rebuena hagamos justicia- con un perro mestizo, aquí se
dice callejero, que tiene menos glamour, suelto por supuesto, que olisquea los
culos de los fichitas, estos también a el.
Esto sucede en la
Playa de Alcabre al anochecer.
“Que bonito es el rubio”.
“Pues mira por dónde se llama Rubio, pero a mi me gustan
mucho más las morenas rechulas como tu, y si traen perro chingón ya ni te
digo”.
“Oye carota no estarás pensando ligar conmigo con el cuento
de los perros ¿no?”.
“Líbreme Dios, bonita, traigo intenciones muchos más
honestas, pretendo cortejarte, pedirte y luego casarme, eso si con taquiza,
Banda y en el campo”.
“¿Y eso que es?”.
Entonces, todo muy espontáneo los tres cánidos, ya amigos
del alma, comenzaron a caminar despacio, mirando los tres hacia atrás, sólo un
momento.
Yo arranque de seguido de puro instinto y también miré para
atrás, entonces Espe empezó ligera la caminada al lado del de dos patas.
“Deja te lo explico todo con calma chula, yo es que soy
cantante de corridos, las bodas pues, me gustan a la mejicana y
a ti ya te he empezado a querer a la buena, pero no te creas que a los de mi
pueblo nos gusta darnos el acostón el primer día con la primera que llega” (ver
“La Boda ” aquí
en Pistas).
Que razón tienen los de mi pueblo, aquello no fue el primer
día –hagamos justicia a la verdad- fue la primera noche, de muchas……………….
José Juan Aparicio
15-Agosto-2016.
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