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domingo, 1 de mayo de 2016

LOS ARCOS (Soportales) DE VERACRUZ.

LOS ARCOS (Soportales) DE VERACRUZ.

Aunque en el Estado de Veracruz en México, se escucha mucha música de marimba y jorocha (su folklore típico), como en todas las plazas y zócalos de ese país lo que manda es el Mariachi y el Norteño, los géneros musicales más populares.
Estos dos y la Banda (Banda Sinaloense en origen), forman el trío de elite de lo que se ha dado en llamar el “Regional Mexicano”, un nombrecito que le encanta a los gringos, “gabachos” en Mex.
Y es a su vez la base de los grupos callejeros, de serenata y turísticos.
En el libro “Los Crímenes del Acordeón” de E. Annie Proulx, un virtuoso de este instrumento le comenta a alguien que él, a partir de cierta edad, a lo que aspiraba, o lo que más le gustaría – a veces no es lo mismo – sería tener un bar propio, para acabarse la vida tomando cerveza y escuchando música Cajun.
Y a mi me late que – primero Dios – me va a apetecer algo parecido.
Eso sí – aviso – cuando me llegue la hora del retiro, tanto espiritual como físico, “los recortes” que dice una maestra conocida.
Que  - ojito navegantes – todavía me falta un buen para eso.
Curiosidades de la vida nunca había pensado en la jubilación, ni me había acordado de ese libro hasta que estuve en Mex, en Plaza Garibaldi, en Veracruz, Oaxaca y varios sitios, todos con esa música, mi música, de fondo.
En México siempre – a veces por suerte, otras por desgracia – hay música de fondo.
En las “peceras” (microbuses), en los mototaxis, en la puta calle siempre suena por allí alguna rola, de banda sobre todo y a toda madre.
El mariachi, aunque me gusta, lo trago menos, un par de virtuosos del violín dentro de mis bandas me hicieron mirar de reojo ese instrumento.
Pero el Norteño y la banda me encantan.
“Que me entierren con La Banda” decía Jenni Rivera en una canción y así lo hicieron, a lo grande, en el zócalo del Distrito Federal. Una chingona que se fue a lo macizo.
Aunque no estuve, pero estaré pronto en Toluca, creo que pal final me radicaría allí - me gustan los sitios con invierno - seguro que hay una “Estación de Mariachis”, donde poner mi oficina final.
Fichar entre ocho y nueve de la noche – al otro lado del charquito hay unos horarios más lógicos y solares- acomodarme con chelas y tequila en alguna mesa al fresco y a endulzar el oído, un sentido que dura más que otros.
Y le diré al güey del Fara Fara:
“Oiga compa me echan por favor “Puño de tierra”, “Plaza Garibaldi” y “La Perla de Reynosa”, si esa con la que se voló la barda en el 2016 la Banda Toluca”.
A lo cual el acordeonista, el más espabilado del grupo, me contesta:
“Van a ser doscientos pesitos maestro, pero con una condición que se jale luego el acordeón y se eche mi rola favorita.: “A las tres de la mañana”.
Eso está hecho carnal.
“Mesero, le pone unas chelas a los muchachos, que invita un güerito fuereño”.

José Juan Aparicio.
1- Mayo- 2016.




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