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martes, 21 de julio de 2015

El nuevo-viejo truco. (Parte 1 de 2).



El nuevo-viejo truco. (Parte 1 de 2).

Barra de la Discoteca Olimpo, una de esas de gente madura, dos quince de la mañana sábado.
Mi amigo el wero está de “tranqui” acodado en la barra dando cuenta de un gin-tonic.
De pronto se acerca una hembrita –de las chidas- deja su copa de cerveza en la barra, a tres cms de la copa de mi carnal y se va, primero a la pista, jala a su amiga y salen a la puerta a fumar.
En esta España mía y nuestra, no dejan ya, fumar dentro de los antros.
Tons es cuando el güey de nuestra telenovela deja de hacerse esferas con la última morra que le trae en chinga y pisa de nuevo la tierra.
Mira alrededor, el barman distraído, las amigas bailando bachata a todo dar, el cachas del gimnasio que acompaña al grupo filpandolo con los esteroides y toda la bola de pendejos de la manada baboseando con la que tienen más cerca. La ocasión ideal.
Nuestro wero –llamémosle X- no lo duda un segundo y se “aprieta” sin pestañear la chela de la morra de un solo jalón, posa de nuevo la copa en la barra, donde estaba y a esperar paciente, sin prisa.
Cuando aquella chula se regresa a recoger su copa – no se porque chingados- lo mira a él:
-“Pues si amor, vino uno con mucha sed y se trago su alipuz luego luego, yo lo ví tan prendido que no quise bronca, además pensé –mintió descaradamente- que usted ya se devolvía pa la casa”.
- “En fin, que le hago, pos ni modo –decía en modo reproche aquella mujer- toca chingarse, además yo solo bebo una que luego me quitan puntos de la lisensia del carro”.
-“Pos que le va a hacer cuerito, tomarse otra Tecate, que pa luego es tarde, ya se la pedi yo al mesero y la invito”.
Aquí se ríe Susi – así se llamaba- agradece, se pone coqueta, pos si que bailo.
-“Que suerte lo de ese vato borracho, que ya tenía amargada la noche y me aparese una prieta cañón”.
-“Ji ji ji que cosa, usted me quiere sacar de onda”.
 -“De tu bonita porfis”. Dijo el wero pasando de la jerga Tepito a Polanco sin despeinarse.
“Lo tienes todo ok y me muero por tus huesos etc etc”.
A la final grabó el número de cel de la morra en el suyo, le hizo la perdida para que se quedara en el de ella y se despidió con un:
“Pues esta semana te llamo presiosa”.
Más dos besos, de esos que buscan más los morros que la mejilla.
Cuando se subió al carro –no se porque chigados- se le vino a la mente aquello que dicen las chicas entre ellas de:
“Nunca te acuestes con un hombre la primera noche, a no ser que también vaya a ser la última”.

En seguida la parte 2: “Pos que dicha”.

José Juan Aparicio.
21-Julio-2015.





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