“Tener una amante y sobre todo de ese calibre no es pecado
político en este país”. Del libro “Los corruptores” de Jorge Zepeda Patterson.
El párrafo se refiere a las amantes de los presidentes en México.
“El segundo día de la feria, mientras tocaba la banda.
Tina se acerca y le dice, invítame a la parranda.
O es que te faltan billetes, o es que tu vieja te manda”.
Corrido: “La
Venganza de Tina” de Joan Sebastián.
Pasa en unos tiempos de crisis aguda, dónde todo el mundo
“acompleta”, como y por dónde puede. Uno le paga el enganche del carro del año,
para luego seguir pagando las letras, el seguro y las futuras averías. Total
por un par de tardes de cariñito rapidín – los casados son así, to ventajas –
que perfectamente se pueden compaginar con otra tarde más semanal del viejo de
turno. A ese sólo hay que oírlo y achucharlo de vez en cuando. Pa que pague
averías del boiler y demás servicios domésticos. Con tiempo pa la bailada del
fin de semana. Con caña y anzuelo pa lo que caiga.
Economía de crisis, de trópico y de aldea gallega. Es todo
lo mismo por todas partes.
Y con la ventaja de que los participantes u o comensales,
ques lo mismo, en la “Ensalada mex”, o en la “Mariscada galega”, comen, callan, se hacen pendejos y dejan comer las
babas a los otros. To muy suave y educado.
Igual en el amor que en la política.
En la nuestra y en la mex, tampoco es pecado político que el
presi sea “algo” joto, o joto del to. Con tal que tenga esposa de pantalla.
No es pecado político –basta luego con asomarse a la tele y
pedir perdón- chingarse la pasta de la peña. En los gastos normales de las
amantes: lencería de lujo y tal. Queso pone mucho. O pagar las teiboleras a
toda la bola de colegas del partido y la política. Con la tarjeta de “Gratis
Total”. La más extendida después de la de “Cuerpomatic”.
Hasta hubo un Conselleiro en mi aldea que se fue con una
banda de empresarios inversores (en realidad sus cuates) a Cuba, to a cuenta de
la Xunta , a ver
por dónde invertían.
Compraron acciones de “Las Jineteras” que cotizaban
p´arriba.
Y se vinieron encoñados. El hermano del organizador se
volvió a la semana con toda la lana que saco del banco dónde trabajaba.
Y el Conselleiro de mi pueblo se tuvo que volver
emputadisimo a la isla del Caribe para regresarle el marido a su vieja.
Y además acojonado.
Porque aquí los pecado políticos de uno, pos vale.
Pero los de los parientes pa su madre.
Que esta el PP como para que alguien vaya por ahí dándole el
pitazo a los periodistas.
Que todo lo magnifican.
Aunque fueran cuatro polvetes, sin importancia, de un casado
salido, que nunca supo lo que era que le hablaran bonito en la oreja, con la
piel tostadita, la luz roja y cariñito en los labios.
Y es que eso enamora a cualquier güey.
José Juan Aparicio.
22-Noviembre-2014.