AGUA
AZUL
Hace
veinte años leí en una revista inglesa un reportaje que se titulaba
“Jungle Kayakers”, con una foto de un tipo saltando una de las
míticas cascadas del Río Agua Azul en Chiapas, México, Jungla
Lacandona, al lado de Tumbala y de Palenque.
Paro
en la gasolineria y le pregunto al güey:
-“¿Porfa
tienes hielo?”.
- “No, se lo debo, aquí al lado, donde pone Corona, ahí mero. Y se puede tomar unas chelitas”. Lo dice con mucha risa”.
- Me llego al sitio y es una casa de putas. Luego luego entiendo el humor de aquel cabrón.
Allí,
con mucha amabilidad, me redirigen donde el hielo, con aquellos
calores como pa reclamar “servicios especiales”.
“Mis
paisanos (lacandones), son unos indios rejegos (necios,aferrados).me
había dicho una vieja chismosa y cotorra, de Tonalá”.
Llego
a las cascadas, con poca agua, no llovió esta temporada y un taxista
me dice que ya no hay empresas de raft y de kayak, que cerraron y que
a un muchacho que cruzaba turistas con una cuerda a la otra orilla
ayer le quitaron el permiso. “Ganaba una lana y hay mucha envidia”.
Más
tarde me entero que como en muchos sitios, aquí cada centímetro de
orilla está super-explotado, al que le va bien con ideas nuevas, sin
tacos, ni enchiladas, ni chingaderas de comida picosita, tamales y
tal, sin meterse con nadie. Lo joden. “El chavo se buscaba su
chamba paseando gente dónde otros no llegan”.
Y
es que como dicen aquí – minorías étnicas aparte- todo es muy
sencillo y al final va a ser cierto el dicho mejicano:
“LA
CULPA NO LA TIENE EL INDIO.
SINO
EL QUE LO HACE COMPADRE”.
José
Juan Aparicio 18-Agosto-2014.
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