Anoche
cantaron las cigarras
Después de un invierno cabrón, en el más amplio sentido de
la palabra, anoche cantaron ya las cigarras en mi aldea.
Y no hizo falta calor artificial. Fue suficiente con el de
los seres vivos que habitan mi jacal.
Además, por obra y arte del destino y de una noche
estrellada se rompieron mil maleficios atrasados a la vez.
Y cuadraron ciertas cosas.
Lo que más influyó fue el sol y la temperatura. Algo simple.
Relajarse, abrir la
mente a la naturaleza y creer en algo.
En uno mismo.
Otra vez.
Pero fuera los consejos ñoños, de autoestima.
Una receta sencilla:
1-
Comprar
un pollo asado en el modelo, super “neca”.
2-
Comprar
en el mismo sitio una bolsa de papas fritas.
3-
Comprar
allí una botella de tequila.
4-
Bebérsela.
5-
Una
parranda de soltero, sólo sin borregos, para esta noche.
6-
Se
me olvidaba:
Reducir al mínimo las influencias de personajes externos en la vida propia. Me explico:
De pendejo me voy a quedar sólo con el NA.
O sea NA DE PENDEJO.
Y siento mucho -por adelantado- los daños colaterales que conllevará este comportamiento.
Pero ni modo, queridos familiares y amigos/as.
De pendejo me voy a quedar sólo con el NA.
O sea NA DE PENDEJO.
Y siento mucho -por adelantado- los daños colaterales que conllevará este comportamiento.
Pero ni modo, queridos familiares y amigos/as.
José Juan Aparicio 7-Marzo-2014.
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