UN PUESTO DE POLLO
Ada Neisy, una plebita de Guerrero México, maneja con
soltura a sus catorce años un puesto (changarrito) callejero de venta de pollo
asado y preparado de varias exquisitas maneras, en Oaxaca.
También vende su comida a domicilio y en sus ratos libres,
va a la escuela. Pues quiere ser maestra.
Y, para variar, le gusta la música y los corridos: Pesado,
Calibre 50, Jenny Rivera, Voz de Mando, Chalino Sanchez, Ramón Ayala y claro
Los Tigres del Norte.
Una niña responsable que ayuda a su mamá, a lo mejor antes
de tiempo, pero así están las cosas en su tierra.
Una tierra dónde no hay RISGAS, prestaciones de desempleo,
ni pendejadas de ese género.
Una tierra, dónde la gente se busca su chambita para ir
tirando, ya desde bien chiquitos.
Eso si, ningún hijueputa político, ni guardia, se mete con
quién no debe, con mamarrachadas de permisos de sanidad, patentes de vendedor
ambulante, ni idioteces de ese pelo.
Una tierra, dónde supongo –pronto lo comprobaré- huele a
tamal, a enchilada y a mango. No como la vieja y pútrida Europa que huele a
comida de asilo de ancianos. O al perfume caro de las zorras del poder, de las
concubinas de los alcaldes mastuerzos, que no saben hacer la O con un canuto.
Ni tienen huevos para rifarsela en los negocios de atrás, con
los cuales se pagan sus campañas electorales.
Allí, en México, no atan los perros con longanizas, pero la
gente humilde y sencilla -que ya la conozco hace mucho desde aquí- le da sopas con hondas
a cualquier prepotente paisano de esta España nuestra.
Y aún encima, algunos, son Malinchistas. Es decir que en su
ánimo de agradar y conciliar hasta se equivocan de bando. O bueno, pretenden -erróneamente- apostar al caballo ganador.
Con todo y eso la historia de esa niña, de millones de esas
niñas y niños de otros millones de países “Menos desarrollados” debería
enseñarnos algo.
El pollo del puesto de Neisy es mucho mejor que cualquier
puta cena en “Los Abetos”, “Los Pinos” o “La Mariscada”.
Y los cinco tenedores le valen gorro a la chavita, pues su
pollo se come a mano y sin guía Michelín.
Pa Michelines los de Manolo el contratista, que dejando a su
vieja en casa, o eso se cree el
anormal, se fue de cena con Pepita. Su “juguetito” de los
miércoles. Que hay partido.
Y a la segunda viagra seguida la diñó –muy rico eso sí- en el
Motel Avión. Que nombre tan original para estar al lado del aeropuerto.
Por lo menos en Chihuahua, Carlos el mesero se la acabó de
un plomazo que le dio su compadre Pancho por aventarse a su mujer.
Lo que se llama un divorcio Express.
Que para todo hay clases, que dirían aquí los tarugos y es
que en ciertos sitios se “DESARROLLAN” las cosas de una manera más natural.
José Juan Aparicio 29-Marzo-2014.