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sábado, 3 de agosto de 2013

EL CANTO DEL GALLO


EL CANTO DEL GALLO

Es el mismo amanecer en Vietnam, en Chigorodó o en Coahuila.
Los amaneceres en el campo son todos muy parecidos.
Provocan como una sensación de apuro, pero a la vez de weba, de vagancia.
“Que putada estar despierto tan pronto”. “Otro día más para no tener mucho que hacer”.
Pero a veces, el emigrante, el conquistador, el superviviente avispado, nota, siente, en esos amaneceres, la ancestral pregunta del desterrado.
Cuando le late la intuición de algo amenazante, diferente y o peligroso.
La misma pregunta del millón que se hace uno en esas noches atravesadas, donde de repente brilla el acero, sin comerlo ni beberlo y la vida empieza a valer muy poquito.

En un plis-plas uno se la está rifando sin apenas enterarse.
Y como el subconsciente es muy traidor y a menudo enemigo te pregunta.
Me consta que es una pregunta repetitiva y que acechó y acosó a mucha gente en la historia de la humanidad:
“¿Por qué aquí, tan lejos de mi casa?”.
O dicho de otra forma que es igual:
“Que cabronada venir a palmar al culo del mundo”.
Surge esa reflexión cuando te persiguen a caballo con un revólver al cinto y dudosas intenciones. O cuando ves aparecer una pistola en la mano de un borracho con el que acabas de intercambiar palabras poco amables en la “Taberna del Infierno”, esquina con la “Casa de Cristo”.
Igual que se lo preguntaba el extremeño en el Xingú, cuando le silbaban en el oído las flechas con curare de guerra  y el óxido apagaba el brillo de su daga.
“Que cabronada venir a palmar al culo del mundo”.
Como si fuera un sacrilegio.

Pero, a esa pregunta, ya han respondido varios al salir de su casa: “Mejor una bala en Michoacán que morirme de asco en Malvas”.
Y mientras el amanecer sigue preguntando inexorable.
“¿Qué onda de peligro para hoy?” en un campo, no siempre seguro e idílico.
Así, algunos ya hemos aprendido el matraquillo.
Como dice un vallenato:
“Dónde quiera que uno muere
Todas las tierras son benditas”.
Y ahora me voy a dormir un rato más arrullado por el canto de los gallos del campo.

José Juan Aparicio 4-agosto-2013.




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