EL CANTO DEL GALLO
Es el mismo amanecer en Vietnam, en Chigorodó o en Coahuila.
Los amaneceres en el campo son todos muy parecidos.
Provocan como una sensación de apuro, pero a la vez de weba,
de vagancia.
“Que putada estar despierto tan pronto”. “Otro día más para
no tener mucho que hacer”.
Pero a veces, el emigrante, el conquistador, el
superviviente avispado, nota, siente, en esos amaneceres, la ancestral pregunta
del desterrado.
Cuando le late la intuición de algo amenazante, diferente y
o peligroso.
La misma pregunta del millón que se hace uno en esas noches
atravesadas, donde de repente brilla el acero, sin comerlo ni beberlo y la vida
empieza a valer muy poquito.
En un plis-plas uno se la está rifando sin apenas enterarse.
Y como el subconsciente es muy traidor y a menudo enemigo te
pregunta.
Me consta que es una pregunta repetitiva y que acechó y
acosó a mucha gente en la historia de la humanidad:
“¿Por qué aquí, tan lejos de mi casa?”.
O dicho de otra forma que es igual:
“Que cabronada venir a palmar al culo del mundo”.
Surge esa reflexión cuando te persiguen a caballo con un
revólver al cinto y dudosas intenciones. O cuando ves aparecer una pistola en
la mano de un borracho con el que acabas de intercambiar palabras poco amables
en la “Taberna del Infierno”, esquina con la “Casa de Cristo”.
Igual que se lo preguntaba el extremeño en el Xingú, cuando
le silbaban en el oído las flechas con curare de guerra y el óxido apagaba el brillo de su daga.
“Que cabronada venir a palmar al culo del mundo”.
Como si fuera un sacrilegio.
Pero, a esa pregunta, ya han respondido varios al salir de
su casa: “Mejor una bala en Michoacán que morirme de asco en Malvas”.
Y mientras el amanecer sigue preguntando inexorable.
“¿Qué onda de peligro para hoy?” en un campo, no siempre
seguro e idílico.
Así, algunos ya hemos aprendido el matraquillo.
Como dice un vallenato:
“Dónde quiera que uno muere
Todas las tierras son benditas”.
Y ahora me voy a dormir un rato más arrullado por el canto
de los gallos del campo.
José Juan Aparicio 4-agosto-2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario