Un cuarenta y cinco
Pues la verdad es que le había cogido cariño a aquel
cuarenta y cinco de la caballería española que había heredado de mi tía Lola.
Hasta salió en mi corrido “Media Docena”:
“También un cuarenta
y cinco por si me encuentro cabrones”.
Con todo el cariño del mundo le fabrique unas cachas
artesanales en madera y celuloide gris jaspeado, del que se usa en la
fabricación de acordeones. Todo muy fashion, para hacer de Harry el Sucio.
Y estuvo algún tiempo en la mesa de mi escritorio por si recibía
la inesperada visita de alguno de mis variados enemigos.
Pero no lo llegué a disparar nunca, ni de prueba. Conserva
pues sus trece - mágico número - balas intactas.
Y la verdad, con los tiempos que corren ya se me ocurrió
varias veces ponerlo a trabajar en jornadas alternas, eso si, para sacarle algo
de rendimiento:
- “Pos ya sabes wey, me das la lana o te doy cran”.
- “Si, si, aquí en la bolsita del super porfa y horita
apachurrale al botoncito. Él de la puerta socio, no el de la alarma.”
- “Con Dios compas”.
Pero tampoco era plan pa diez o doce mil eu como mucho,
visitar el trullo una temporada. No está bien pagado. Pa eso es mejor hacerlo
con gomina como el soberbio y pijo banquero de Tui.
El caso es que para hacerle los honores tendré que sacarlo
también en la contraportada del próximo CD de Durango S.A. Que como anticipo
les diré que se llama: “Late”.
Y, eso si, lloraré su incineración como un muerto más de la
familia.
La puta crisis saben. La depresión ehhhhhhh, esa que me
tiene sin inspiración para escribir en pistas. Es que la roña quita las ganas
de to. Si, si, de to. Los animalitos cuando no tienen que comer, en joder ni
piensan.
Y como hay que pagar la luz, si o si, porque si no me quitan
el internes, el agua, que es del pozo y va con corriente y el frigo con las
cuatro pescadillas de la despensa de caritas, también gasta electricidad, no
queda de otra.
Pos pa no vender los acordeones, que me tienen que dar aún
mucho de comer, me he metido a traficante de armas y pulí de una vez mi amado
revólver.
La autopregunta fue muy fácil:
-¿Qué quieres comer colega, pan o fierro?
- Pos deme una baguette men.
Además es un peligro tener estas cositas en casa que luego
algún sapo suelta la sopa y la jodimos con los federales.
Total que a los que han preguntado porque no escribía este
tío tan bueno en Febrero en su blog, aquí tienen la solución del misterio.
Y aquí me tienen dándole a la tecla otra vez.
Porque con el caldo calentito al lado de la compu, se
inspira uno mejor.
Y así hasta que dure la propina que me saque con la venta de
mi cuarentón.
Perdón de mi ex-cuarenta y cinco.
Gracias querida Smith, lo nuestro no pudo ser.
Que te vaya bonito.
Smuakkkkkkkkkkssssss.
Partiendo madres por esos mundos adelante.
José Juan Aparicio
22-Febrero-2013.
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