DESCARTES
No voy a hablar del filósofo gabacho. Más bien, aunque enterré la baraja cuando mi compañero de tute murió en extrañas circunstancias, hablaré de los descartes en el póker de la vida.
Ante varias opciones, aunque a menudo sólo se pueda escoger entre la mierda o la porquería, suele ser más importante separar la paja del grano primero, para luego hacer la elección.
Me explico. Gráficamente. Una mujer-señora de cuarenta y siete, recién divorciada. La que se casó a los dieciocho y tuvo dos nenes. Se dedicó a currar, criar a la prole y aguantar al energúmeno de su esposo. Cuando al capullo, le viene la crisis de los cuarenta, de los cincuenta o de los que sean, se enrolla con una de veinte y pide el divorcio. “Se nos acabó el amor”, suelen decir. O “no es lo que parece”, cuando los trincan en las patatas.
Pues nuestra amiga, con su papelito de lili recién estrenado, con los dos nenes casados y (chollo) sin nietos, decide – llena de razón – que aún está buena y que va a ponerse morada.
Así que, como dice el corrido, estrena minifalda, cabellera dorada y se despechuga a tope, porque puede y debe. Y se lanza – sin red – al circuito, al mercado, a ver lo que hay, a ver lo que pilla.
Ya le han dicho las amigas lo de: “Lo bueno está pillado y lo que queda no interesa”. Pero ¿Quién se va a creer esas gilipolleces?
Al cabo de un mes saliendo de jueves a domingo, se encuentra con el siguiente panorama:
En el baile de jueves tarde hay un macarrilla-bailón, especialista en bachata que a sus sesenta mantiene el tipo, tiene tela – invita -, es simpático, parece casado y le huele el aliento. De momento le da largas, pero esta controlado (en el local que frecuenta), aunque, aún no le ha dado el teléfono por si se pone pesado. Pretender entender la lógica femenina, es una auténtica osadía por mi parte, pero Marí nuestra amiga, hace el primer descarte:
“Ventajas: al estar casado tengo el finde libre”. Pero, ponerme a follar después de cuatro horas de merengue y bachata sin tregua, como que pa su madre. A ver si me entiendes Manolito: “Que te folle un pez”.
Insisto aquí en la importancia de la lógica, en la filosofía del descarte (terminado en e y con minúscula, el otro habla francés). Siempre es más fácil escoger entre dos que entre tres. O entre uno o ninguno. Aunque el chollo es el que tenemos los pobres, lo más fácil, escoger entre nada y nada.
Segundo descarte: Tomás, este es más difícil de hacer, pero si hay que hacerlo se hace. Cincuenta pelados, BMW, algo de pelo aún con mucha gomina y mucha tela, chalet en el bolo (Toledo para los tolais) y modos de esa urbe. O sea, paleto de cojones. Divorciado reciente con cuernos todavía visibles, niños un fin de semana sí y otro también (otro chollo) y salido como un mono. Entre una cosa y otra no moja hace seis meses. Modo ostentoso aunque amable y calladito luce guapísimo. Único inconveniente, pero decisivo, lleva polos de marca de color rosa y mueve la mano derecha con auténtico aire de joto (gay). No se sabe si es un tapado, un simple amanerado – lo más probable – o uno pendiente de salir del armario. O de volver a entrar. Total, que le den.
Ya avisaron también las amigas. Y esas no se andan con cuidadín para herir sensibilidades: “Al loro, que hay mucho maricón por ahí, que sólo quieren darte por el culo”.
Último descarte Antonio. Este si que es un figura de cuarenta y dos primaveras. Cachas, alto, simpático, guapo y sin un puto duro. Aquí Mari está a punto de patinar y joderla por una buena temporada. Pero ve – a tiempo una lucecita de clarividencia – y pide tiempo, al estilo baloncesto. Tu fuera, podés volveteeeee pa la Argentina , a búscate otra minaaaaaaaaa. Pelotudo. Y se libra en el último segundo de una sanguijuela gaucha.
Hechos los tres descartes y habiéndose quedado con una parejita de ases, toca escoger. Con lógica femenina: los dos, uno o ninguno.
Fernando el médico de urgencias de cincuenta y siete, todavía soltero y (muy importante) con guardias nocturnas, no está mal del todo. Salvando el pijerio típico de estos fulanos, si te olvidas – como el – de sus michelines, no folla nada mal. Cuando le hace falta hasta se mete una viagra. Este ya lo estrenó nuestra Mari sin queja aparente. Aunque todo tiene un pero. Vive con su mamá y está buscando otra mamá, para cuando la primera falte. Pa no quedarse huerfanito el nene. Y que le zurzan los gayumbos de kelvin clay. Además de hacerle el potajito y las demás vainas. Con un sueldo de médico supongo que podrás pagarte la chacha rico. Por mi parte puedes irte al carajo y seguir tirándote a las enfermeras.
El supermegachollo, como dicen algunas cursis, debería ser Felipe. Para empezar con nombre de Príncipe. También soltero de oro. Cuarenta justicos y bien llevados, con gimnasio, kárate y esas pendejadas. El kit completo vamos. Director de informativos en Tele Seis. Con sueldazo y cochazo. En el punto de mira de todas las féminas de la redacción y fuera de ella. Buenos modos y gustos finos de gourmet, se sabe la lista de los Riojas y Burdeos del año etc. Lo malo, que disfruta contándotela. Y lo peor, en el sitio donde Mari le conoció, un bar con clase del paseo de Cuba, lo tienen como el Julio Iglesias del karaoke de al lado. Y ninguna pretendienta suya, tiene la más mínima oportunidad, sin oírse el repertorio íntegro de Julito. Cantado por nuestro Felipe claro. Incluido el Me va, Me va, el cantándole al mar y el échame a mi la culpa de ser capullo tatachín ta ta chín. Finalmente, como Marí es más de Pimpinela que del Sr. Iglesias, decide que con lo de la Eurovisión ya le vale, en cuanto a música ligera. Y además besar a un periodista fumador es igual que hacértelo con un cenicero en la boca, a modo de chicle.
No ha podido ser campeones, gracias por intentarlo, un placer. Queden con Dios. Abrazos Mari.
Visto lo visto y como vuelve a decir el corrido, Mari vuelve a estrenar minifalda, le da un nuevo tinte a su cabellera dorada y se va para la cita que tiene a las cuatro de la tarde en una cafetería todita despechugada. Porque puede y debe.
“No me vengas con esos rollos de que guapa estoy y tal. No vamos a intentar nada otra vez. Ni empezar de cero ni hostias. Te firmo los papeles que faltan cuando estén conforme lo acordado, en el despacho de mi abogada”. Le dice a su ex.
“Y ahora vámonos a echar un par de polvos salvajes, como personas civilizadas, que yo también ando algo salidilla”.
“Y si te he visto no me acuerdo Pepito”.
José Juan Aparicio.
Gracias Javier. Nos vemos pronto por Madrid. Creo que voy este mes
ResponderEliminarAbrazos Jose.