CETARIA.(1)
No sólo a los sindicalistas les gusta el
marisco.
cetaria
1.
nombre femenino
Vivero comunicado con el mar donde se conservan vivos crustáceos destinados
al consumo.
Pescar langostas no es fácil y mantenerlas vivitas y coleando en una
cetaria exige experiencia, conocimientos y trabajo diario para la conservación
y buen funcionamiento de esos viveros.
Los “mariñeiros” de La Guardia (Pontevedra) de después de La Guerra Civil
del 36 las pasaban putas para llevar los panes a casa y los peces también
tenían que currárselos mucho.
Para las salidas al mar en “veda” y la navegación nocturna –con buen tiempo
claro- todos tenían “amagada” una vela negra de las latinas, que eran las
usadas por las gamelas de aquella época, de día para verse mejor usaban la
blanca.
Gamela es un tipo de embarcación tradicional de
pesca utilizada en Galicia, especialmente en la Ría de Vigo, y concebida para la pesca artesanal en aguas someras y rocosas. Está construida
prácticamente en su totalidad por madera de pino y tiene entre tres y cinco metros de eslora por uno y medio a dos de manga. Se caracteriza exteriormente por tener bordes
planos a ambos extremos de la embarcación. Hace décadas estaban impulsadas a
vela, hoy a motor.
Por aquel entonces todos
esos barcos iban a vela y a remo. Y el asunto de las “vedas” era más bien algo
anecdótico para los habitantes del puerto de La Guardia en aquella época.
Aun así las Fuerzas del Orden
(G.C.) tenían muy controlado puerto y embarcaciones y aunque algunos de sus
números apenas sabían leer todos contaban bien aunque fuera por los dedos:
gamelas y langostas fundamentalmente.
Y cuando faltaban cuatro
barcas en noche de veda –ya no arribaban a puerto al final del día- la
benemérita pasaba lista. Faltaban “Choucha”, “Nanda”, “Bonita” y “Santa Tecla”.
Por tanto y aunque los tipos
de “a bordo” supieran escaquearse entre las rocas para arañar marisco “de noite”,
los guardias –poca imaginación se necesitaba- hacían cuentas:
“O Moucho mas dos hijos”, “Pepiño”
y “Toñito”, “Colores”, “Raposo” y “Marcial” y en la cuarta “Delmiro” y “El
Portugués”.
12 mínimo por embarcación
12x4=48 crustáceos, así que había que arañar 2 o 3 por tripulación para hacer
la “vista gorda y cansada”.
Nada de persecuciones nocturnas,
espionaje, frio y mamadas. Las cuentas claras y el riveiro espeso.
Se presentaban en la
cetaria tempraniño, soltaban la letanía con rosario incluido de nombres y
barcas y se llevaban los sacos de marisco. Básicamente centollos y langostas
salpicados de algún bogavante.
La Guardia Civil había acostumbrado el diente
a la langosta en esa zona, al contrario de los sindicalistas de todo el país
que siempre fueron más de gamba y langostino.
Tiempos duros con el
carroñero siempre sobrevolando la posible pitanza.
Y es que esos fulanos de
La Guardia incluidos los del Gran Sol eran tipos recios de los que desmontaban
un burdel de Bantry sin despeinarse y no tenían miedo a los proxenetas pues
ellos también llevaban todos su “Pescadora” (navaja afiladísima para cortar
redes y cabos) en el bolsillo.
Muchos pasaban con
dificultad por la puerta de su casa pues las ausencias eran largas y entre esa
cornamenta, que ya pesa y la afición de los de verde al marisco y a las
redeiras y mariscadoras el “Caldo Gallego” que se formaba resultaba indigesto
para muchos.
Y fue precisamente Mucha
la que dió al sargento “Bastián” –un cejijunto de Murcia- algo más que “Centolos”.
Muy mal asunto en un
pueblo pequeño dónde todo se sabe.
Teodosio volvió de la
marea encabronado y aunque nunca fue un angelito y paseaba sus ladillas por los
puteros de todos los puertos lo de Mucha and Company como que no le caía.
Sólo buscaba una excusa
para liarla, sabía quienes faenaron esa noche y quienes “mariscaban” de mañana
y que Bastian estaría en la cetaria “A Grelo” cantando “Las Mañanitas” y allí
lo esperó.
Bastian llego con Justino,
los dos “Naranjero” en ristre, sonrisa lobuna debajo del bigotillo facha y
gomina dentro del tricornio.
“A la buena de Dios”
dijeron muy en castellano y recitaron de memoria el Primer Misterio del
Viacrucis: “Fulano, mengano, barco tal y cual, veda y todo el rollo, tanto a
tanto, a ver lo nuestro”. Sin tapujos, había confianza aunque estuvieran
jodiendo desde arriba.
Fue en ese momento, del
tirón y con un golpe certero del rastrillo (para mover los bichos) sobre el que
descansaba cuando Teodosio tiro al murciano al agua del vivero, le metió el
culo de la herramienta al de Ciudad Real en el plexo solar y se chingó a los
dos del mismo putazo.
Cesáreo que estaba por
allí y llevaba puestos los cinco aguardientes de la mañana y además de gordo
era ágil se echó sobre el caído inmovilizándolo, no más para echar una mano.
Teodosio con su “Media Luna”
de pescador recién afilada se lanzó al agua y en un plis acogotó a Bastian que
tosía y escupía agua salada acariciándole el cuello con aquel acero.
El Guardia Civil cuando
consiguió meter aire en los pulmones y noto aquel frío en el cuello ralentizó
sus movimientos.
Y fue en ese momento
cuando comenzó el diálogo.
Rosa una de las dueñas de
la cetaria A Grelo gritó a Teodosio: “Cabrón cornudo e fillo da puta nos vas a
buscar la ruina desgraciado”.
Este decía: “Yo rajo a
este mierda” y Cesáreo el más pragmático, aunque echado pálante fue el que
intento suavizar la cosa: ”A modo neno que estes cabrons nos van a joder”.
Continua y finaliza mañana o pasado………
José Juan Aparizio.
21-Abril-2022.
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