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sábado, 27 de marzo de 2021

MOTOS DE PAJAR 3. El Rastro Madrileño pajar urbano.



MOTOS DE PAJAR 3

El Rastro Madrileño pajar urbano.

 

Diré para los interesados que en este blog ya se publicaron 2 artículos relacionados con este que es el tercero: “Motos de Pajar” y “Motos de Pajar 2”.

Son fundamentalmente historias de motoristas pobres pero con ganas e imaginación.

Algo diferente a Gas Monkey y Top Gear.

Los compra-ventas madrileños del ramo de la moto usada se juntaban los domingos en la parte baja del Rastro de Madrid, al lado de La Puerta de Toledo. Aparcaban sus motos en batería en la acera y a vender, algunos ponían el cartelito de “Se vende”, pero no hacía falta. Ahí en mis años mozos compre varias joyas, para rodar yo o para revender.

Había que espabilar pues los profesionales estaban al acecho y en una época que un currito de banco ganaba 17.000 pelas una buena compra con otra mejor venta te podía dejar 10.000 pts en menos de una semana. Claro eso lo bebíamos o acabábamos algunos en 2 noches.

El caso es que me anticipe al fulano que llegaba ya en primera y despacito para aparcar su moto –pero 100 metros antes del sitio de los vendedores- como circulaba muy despacio le hice seña de alto con la mano. ¿Jefe va a vender la moto? Pues si………. y paró a mi lado. Sorprendido de su pronto éxito y lento de reacciones yo ya estaba metido en el sidecar cómodamente sentado: Vamos a ese bar que le invito a un café y miramos los papeles.

Y lo saque de las inmediaciones del peligro de la competencia llevándolo a un bar a 1 km de distancia: “Es que aquí aparca mejor”.

Café, papeles, vuelta en la máquina –conduciendo yo claro- 8.000 del ala y negocio hecho.

Así compre dos motos prácticamente iguales: Vespa 150 S con sidecar. La mía preciosa de aquel típico verde metalizado clásico de vespa y más tarde una para mi hermano que habían repintado de un azul cielo horrible y que mi brother rocker en aquella época volvió a pintar de negro.

Es la que sale en la foto hecha en el descampado de enfrente de la gasolinera de Antonio López año1977.

Con esa Vespa negra nos fuimos de viaje a Tui Pontevedra y casi arriba del Padornelo se para, problema eléctrico. La G.C. esa misma que nos empapelaba por todo se detuvo a preguntar –que no a empujar- pues nos faltaban 2 kms de subida, a pedir papelitos y a joder.

Después de explicarle que desde arriba nos dejaríamos caer hasta el pueblo de al lado se largaron. Es lo que se dice auxilio en carretera.

Nos deslizamos 2 kms desde la cima del puerto hasta una gasolinera. Allí conseguí meter el aparato en un cobertizo diciéndole a la seño que mañana regresábamos por ella y tan tan.

A hacer dedo.

La suerte de los bobos, nos para una prima nuestra con su novio que iban a Tomiño y nos dejaron en casa.

Luego nuestro mecánico de confianza nos instruyó, presto herramienta (extractor y demás) nos dio platinos nuevos y mí otro hermano Ricardo, yo viajaba con Victor y yo que éramos los más mecánicos nos devolvimos en auto-stop otra vez hasta la moto unos 240 km.

Dimos las gracias a la señora cargamos nafta, pusimos platinos y vámonos.

Lo metí en el side y le dije como había que sacar el cuerpo en las carreras para distribuir el peso. En muchas curvas bajando la rueda del side iba en el aire.

Esa moto hizo historia por varios motivos y forma parte de la Leyenda de Victor Coyote.

Las “Motos de Pajar” hoy cuestan en internet 700€ con oxido, sin papeles y sin funcionar nada gracias a la bola de trolas que sale en las series de tv usa.

Pero aún existen joyas españolas de fábula de las que hablaremos próximamente.

Mientras Pere Navarro Director General de Tráfico nos deje.

Porque ese güey quiere capar hasta las bicicletas. O sea  dejarlas sólo con el manillar y el rummmmmmm rummmmmmm bucal del propietario.

Para después follárselo cuando pase por un “Radar Trampa” como el de Redondela (uno de los que más recauda de  España, si no el que más). Acelerando a más de 50km/h su manillar híbrido, eléctrico y enchufable.

 

José Juan Aparizio.

27-Marzo-2021.

 

 

 



 

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