COCINAR CON SOPLETE.
Que seas un chingón, piloto de caza, mercenario, samurai,
estrella del rock o fotógrafo famoso a la mayoría del personal le valdrá madre,
envidia aparte. Y a todo el personal femenino le traerá al fresco.
Al final lo que cuenta no es la virilidad, la belleza, el
talento y mucho meno la inteligencia.
Lo que pretenden tus socios de negocios, de amor o de placer
es que las/los relaciones, introduzcas, promociones –siempre a tu costa, la
publicidad siempre cuesta- para, en cuanto puedan, darse el brinquito a prados
más verdes.
Que pasees al personal –cash tuyo por delante insisto- por
restaurantes, hoteles y antros. Sólo eso
cuenta, los sitios monográficos del poder y el dinero, que también son de piñón
fijo.
Lo de ligar por Internet funciona pero es otro cuento y ahí
sólo están los “mataos” y los “megacutres”, bueno además de las viejas y las
feas de solemnidad.
Por otra parte los “fantasmas” siempre tuvieron éxito.
Los “restos” –en franchute porfis- han de ser caros, pijos y
por supuesto con cocina de “soplete”: todo caramelizado, flambeado y gratinado.
“Tacos flame” en spanglish.
En los antros con zona vip horita hay que pedir mezcal o
pulque y el gin-tonic fresquito de toda la vida se ha cambiado por el
vodka-tonic, lo cual es un acierto.
Resumiendo que si no te pones listo tus depredadores/as
después de su cena flambeada todavía te gratinarán un pelín con su soplete de
ladillas antes de mandarte a la fregada para brincarse hacia otro pendejo
todavía más tarugo que tu. Eso sí con más lana.
Así es la vida en la lucha libre mexicana, turca o tirolesa.
José Juan Aparizio.
10-Enero-2020.
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