Timadores, renecios, mulas tercas, fantasmas y suicidas.
Los portugueses se llevarían el premio gordo en lo de tercos
incompetentes. Son capaces de empecinarse en cualquier discusión, sobre
cualquier tema que desconocen en absoluto, creyéndose en posesión del nirvana y
emputandose hasta la pelea si hace falta con tal de no bajarse de su macho. Con
quién sea, amigo o enemigo.
Su incompetencia, mezclada con su estupidez sólo tiene par
con su terquedad.
Resultan timadores burdos, que –por supuesto- no saben
perder. Hoy nadie sabe, ni quiere perder. Curiosamente en unos tiempos y con
unos vientos soplando a pérdida y ruina por todos lados.
Todo son –ellas también se lucen y pecan de lo mismo-
hembras alfa y gallitos de corral.
Desesperados, inquietos, enfadados y permanentemente
malhumorados, esperando el menor ruido para saltar a cacarear lo que sea.
Siempre sin pensar en sus posibilidades, pues la ignorancia
es junto con la idiotez su tarjeta de visita.
Cuando chocan con la realidad, el mundo, el planeta, la
naturaleza, el clima o un oponente de verdad, entonces se estampan o se
suicidan.
Y los motivos de este comportamiento generalizado y
globalizado me parecen obvios: Sobra gente, esto se va a la fregada y los que
están se cagan de miedo.
Porque no os relajais tantito campeones y campeonas.
Y es que precisamente esa mágica palabra: “Relajate”, es la
peor que le puedes decir a un hijoputa encabronado. Es lo mismo que si le
mentaras la madre.
José Juan Aparicio.
10-Abril-2019.
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