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martes, 23 de mayo de 2017

¿TIENES P´AL SICARIO?



¿TIENES P´AL SICARIO?

En lo que tardas en bajarte un mezcal la cosa se puso color de hormiga.
Un joven con estilo “Banda Sinaloense”, pelo rapado a los lados de la cabeza con moño de tejón en el copete, pantalón ajustado y charol en los zapatos, no llegaba a los treinta el güey, se le alebresto a un fulano. En medio del antro. El otro un tipo maduro, de vaquero, estilo norteño: botas amarillas de avestruz, tejana y camisa floreada rondando los cincuenta y cacho.
Dos homínidos luchando por su habitat. Peleándose la plaza que dicen en el norte.
Una movida de viejas para variar.
-        “Es que mi morra diz que la baboseaste”.
-        “Mira güey –dice el otro con calma- a tu chava ni la miré, no busco pleito, perdona y no te agüites compadre. Conciliador, tranquilo, pero pisando firme sobre sus botas, notándose su aplomo.
El chavo, ni modo de rajarse ante su novia y la ya animada concurrencia.
-        “Vas a ir a chingar a tu madre”.
Ahí el señor tostadito, bigote, alto, del norte, da un paso hacia el joven, pero sin entrar en contacto físico y le suelta en su cara:
    - “Mas vale que tengas p´al sicario, porque huevos no tienes”.
Se lo dijo con los puños cerrados, un pie adelante y otro atrás, afirmándose en el piso: respiración, motivación, actitud.
Aquel aprendiz de chingón no pudo contener el temblor de su labio inferior.  Mientras el color de su cara cambiaba del color amarillento de la cera hacia un blanco intenso y para salir del paso añadió: “Veremos fuera”, ya separándose del radio de alcance de los brazos de su oponente. Algo de habían dicho al pavo de la pelea a puño cerrado.
Los “Cadeneros” lo corrieron a el y a su novia en un instante: “A la piche calle o te damos en tu madre”. Asunto resuelto.
Yo seguía en la barra con mi mezcal y se acercó el vaquero a pedir otro tequila.
No pude evitar sonreír ligeramente, aunque no me gusta el joterío.
     -Tómese otro ofrece.
     - Gracias.
Y me lo aviento de un jalón.
     - “Cuídese al salir Don, ya sabe, a lo mejor fue a buscar a la raza”, le digo. “Yo lo dejo, por allí hay algo de mi interés”, señalo una mesa “bien ocupada”.
     -“Veo que a usted le gusta la prieta, yo iba a bailar con la güera cuando apareció ese pendejo”.
     -“Por ahí no va ha haber drama carnal”, le digo, “pero a la salida…….” Repito, notándoseme la intranquilidad o mejor dicho el miedo.
    -“Tranqui compa, yo tampoco tengo p´al sicario: YO SOY EL SICARIO”.

José Juan Aparicio.
23-Mayo-2017.
   



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