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martes, 11 de abril de 2017

La Bailada en Monterrey 2.



La Bailada en Monterrey 2.
Voy a seguir sin dar nombres, el que quiera que venga a investigar, ya está bien de que el güero chambee para que los demás vengan por el atajo.
El antro familiar, como me dice un taxista, alberga de todo, eso sí de edad media-alta (nada de plebitos atrabancados). Cuarenta sesenta, para entendernos, con excepciones por arriba y por abajo. Como si estuviéramos en el circuito de la pachanga en Galicia.
Y cuando digo de todo, me refiero a eso: hay “ficheras” (profesionales digamos), algunas aficionadas avanzadas, mujeres, chicas no tan jóvenes, mucho señor mayor de vaquero, algunos putos en busca de viejas con lana y lo dicho, público familiar en general.
Divirtiéndose sanamente, aunque ya dije en mi anterior artículo que hay que estar atento, esto jauja jauja, no es, aunque a veces casi lo parezca.

Seguimos con cumbia norteña, huapango y sonora que sería música latina, vallenato, romántica, baladas.
En resumen, la raza la pasa bonito en amor y compañía, sea esta cara, barata o desinteresada.
De botana se toma chicharrón (cortezas) de puerco con picante.
Y se pistea con cheves (cubetas de 10), tequila, mezcal y buchanans.
Los bailadores tienen la costumbre de recorrerse la pista –eso si ordenadamente y en el sentido de las agujas del reloj- en un girar continuo al ritmo pegajoso de corridos y huapangos. Algunos hacen sus figuritas acrobáticas y tan tan.
Un güey muy tomado se agacha para manosear y hasta pretende chuparle las bubis a su pareja ahí mismo, esta se lo toma con alegría y lo corrige con cariño.
Casi nadie se da cuenta aunque algunos nos descojonamos.
Me saluda el que barre –a estas alturas mi carnal- que es un antiguo púgil de lucha libre mexicana enorme, que además si hace falta pone a los pendejos en la calle luego luego.
Y en ese ambiente distendido paso las horas de búsqueda de músicos para mi grupo, conozco la noche de Nuevo León y agarro mis cohetes de mezcal y cheves.
Esto último de vez en cuando, no me piensen mal.

José Juan Aparicio.
11-Abril-2017.



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