EL
TAHUR 2.
Como he dicho en alguna
ocasión, rompí mi baraja después de que a mi compañero de juego lo botara su
vieja a un pozo (se lo echó literalmente), para juntarse con un guardia civil.
Sí, mi amigo Dulcineo era un
fichita, pero no sé si la cosa fue tan grave como para darle cran.
Sigo sin jugar, apenas
quinielas y alguna lotería, ludopatía menor podríamos decir.
Además, los y las ludópatas
que conozco, algunos de cerca, me caen regordos.
Pero aquí en Monterrey hay
que ponerse listo y me dieron un tip.
“En el casino, todo lo que
bebes es gratis –para animarte a seguir jugando- algunas bebidas también y lo
que pagas es muy barato”.
Me fui pues a almorzar allí:
rico, con mucho lujo como gustan por aquí y muy barato. Cafés, aguas, bebidas
por la patilla y repitiendo. Gorditas, tacos, quesadillas todo ok.
Luego me paseo entre las
tragaperras para disimular –aunque las cámaras lo graban todo, no quieren
“Pelayos” que los pelen- meto cinco pesos para hacerme pendejo cuando un
mesero, con rejilla en la cabeza por lo de evitar pelitos en el tamal me
platica:
-“¿Va ganando Don?”.
-“Pierdo toda la mañana
joven”.
-“¿Y no ocupa cualquier
bebida p´al calor?”.
- “Necesitaría Un mezcal
para olvidar, pero es muy pronto, gracias muchacho”.
Y con la misma, bien comido
y bien bebido ¿Qué más quieres cuerpo mío?.
Chambear.
No friegues, orita te
avientas una siesta que en Monterrey estamos a treinta y cinco grados.
Y por la fresca te vas a la
bailada.
José Juan Aparicio.
10-Abril-2017.
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