Johnny Weissmuller, el primer Tarzán, tenía casa aquí en Acapulco y algunos actores mexicanos, como Andrés García, saltaron a la fama desde el oficio de clavadistas, que Hollywood popularizo en la gran pantalla.
Hoy es todavía, el show de los clavados, un espectáculo popular de fama mundial.
Unos plebitos, tostados, atléticos, a veces tatuados y depilados del natural, se avientan al mar desde un acantilado de 45 m de alto.
Mortales, clavados, mar cielo y sol, o con antorchas en la noche.
La verdad es que se la rifan estos chavos en una chamba que nunca estará bien pagada y dónde no se puede aplicar el dicho mex que reza - Tu haces como que me pagas y yo hago como que trabajo - Ni modo pues.
La pared de roca es siempre la misma, la altura no disminuye y la chamba espera.
Subida en escalada libre desde abajito en el mar y rezo arriba en un par de capillitas que hay allí de la Virgen de Guadalupe, ya se sabe que la patroncita vale para todo y todos y claro cuida a sus muchachos.
Persignarse, levantar los brazos en busca del aplauso y luego lo más cabrón, avenarse p' abajo.
Suena el aplauso final al emerger en un mar batido y en movimiento.
Puro show, puro Mex, pura vida.
Te cobran 40 pesos en la entrada y luego la raza de la quebrada, se llaman clavadistas hemos dicho, pasa la gorra.
Ahí en ese punto, es dónde unos chamacos que se la rifan no sacan todo el jugo.
Avienten también esa pendeja bolsita de plástico con la que piden la lana.
Agarren, para ese menester una charolita mediana, metálica y profunda de tamaño medio.
Pongan cebo, unos billetitos de 50, 100, 200 y algo de morralla.
Y, ATENCIÓN muy importante, después del segundo salto, no al final, el más chingón y desvergonzado de los 2 primeros que pase la charola, desde abajo hasta arriba de las escaleras.
Con simpatía, charla amable y ocurrente, firme, seguro, como si cantara corridos y forzando la proximidad, el contacto físico y la recaudación.
Se los dice un pandereta de tuna profesional.
Avienteme esos billeticos patrón. Gracias seño, si el de 200 porfa, órale Doñita.
Luego cuenten la lana, notarán una gran diferencia en el monto. Cuestión de profesionalizarse también con los pies en tierra.
Además con el contacto directo se van a coger ustedes mas viejas y gabachas de esas que después de verlos a ustedes saltar de la pared se les antoja que también se las claven a ellas.
José Juan Aparicio.
26-Febrero-2017.
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