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miércoles, 7 de diciembre de 2016

TRAPIXO



TRAPIXO

Trapixo: Se llamaba así al contrabando en la frontera gallego-portuguesa.
A mi me habían retirado temporalmente el pasaporte a los 27 años porque tenía –ya- que hacer la mili, luego me libre fichando una semana en Ferrol, por marina. Miope diría el cuadro de inutilidades. Pero estuve sin pasaporte 6 meses y en esa época lo usaba para ganarme la plata en invierno cantando con la tuna por Europa. Pero sin pasaporte ni modo.
Entonces empecé una breve, pero intensa carrera de vendedor en el rastro de Madrid de ropa de contrabando portuguesa y falsificaciones varias.
Me hice con un puesto a empujones ocupando un paso de personas y bueno pues me la rifaba así.
Y como soy de la frontera y mi material era el mejor ganaba plata, cosa que molestaba a la competencia. El consabido rollo de vendedores ambulantes con su puta “patente” (le llaman así a la licencia). Claro yo ni “patente” ni madres.
“¿Y tu patente?” Yo me hacía pendejo: “Por ahí entre trapitos en el carro”.
A los capullos pringados castellanos del rastro le mandaban la ropa portuguesa en unos sacos de plástico transparentes y el que controlaba la operación era el jefe, o el maitre, del vagón restaurante del Express Madrid-Vigo y claro como yo también –aunque lo mío iba en carro- alguna vez viajaba en tren con “equipaje”,
aquel wey empezó a mirarme feo, lo típico de la “plaza” es mía, hay que pagar y esas chingaderas.
Pero esto no era mex y todo era cabrón pero civilizado.
Al final me retire para no matar a un gitano de al lado de mi puesto.
Pasaron los años (40 siendo exactos) y una mañana leo en el País:
“Asesinato en un puesto del Rastro”. Se cargan a tres gitanos con una UZI. Todo muy profesional. Un ajuste de cuentas por droga.
“Carajo que memoria tienen algunos pensé”.

José Juan Aparicio.
7-Diciembre-2016.

PD: Gracias a Jaso por el excelente dibujo del Express en la estación de Guillarey.






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