JACAL
Después de haber dormido, comido y habitado en palacios y
chozas con techo de palma, tras haber visto con muy buenos ojos los estupendos
y caros “adosados” de la playa de Alcabre (Vigo), las magnificas caravanas
Eriba, una opción muy usa, y las bonitas cabañas de madera de Dona Casa,
también en Galicia, he llegado, con bastante clarividencia, a la conclusión de
que lo mío –en cuestión de vivienda es un jacal- y por eso esta es mi carta a
Los Reyes. De adobe y madera porfa, de los chingones.
Quedan rechulos y superliterarios, aunque algunas pijas los
miren de reojo.
Sino que se lo pregunten a “Juan de la Chingada ”.
“Con la caida de la tarde y justo al momento de empezar la
anochecida Juan se bajo de la hamaca y calzó sus guaraches
Sus pies campesinos usaban guaraches
Y a veces a raiz
andabaaaaaaaa.
Que dice el corrido.
Guaraches: sandalias.
Pues eso después de calzar sus guaraches comprobó el parque
–las seis balas de su doble aguila- bien metidas en sus huequitos, hizo girar
el tambor como en las pelis de tiros, metió otras seis en el bolsillo de su
pantalón se puso el sombrero de palma y pensó:
“A mi queda poco corrido, pero a ti Manuel, te falta una
hora para irte con la parca. Mejor dicho para que yo te envíe con ella”.
No más por cabrón (lo normal, tu mejor amigo que te vende
por unos pesitos) y para que se te quite de una vez lo pendejo.
Con to y eso ya era de noche cuando Juan, saliendo, cerró la
puerta de su jacal.
José Juan Aparicio.
17-Diciembre-2015.