TOLUCA.
Se afeitó untándose con una pastilla de jabón de olor que
había en un platito del lavabo y con una depilady rosa, se lavó los dientes con
el índice lleno de pasta y después de ducharse, se perfumo jeta y axilas con
esas toallitas húmedas que suele haber en el baño de las mujeres.
Salió a la calle, con un sol reluciente a enfrentarse de
nuevo a la vida, una vida algo floja –últimamente- en el aspecto económico.
-“Si señora dígame”, contestó al celular.
-“Claro, está como nuevo, si esta tarde ok”.
Un anuncio que puso en una web de ventas de ocasión, un
calentador de agua. 80€. A lo mejor había suerte esta tarde.
Igual que en el poker, si no apuestas no ganas.
La señora se presentó en un Mercedes con su marido y 80
pavos, se llevaron el aparatito, todo bien.
Igual respiramos una semana comentó a sus compañeros
cánidos, en plan optimista.
Claro sin bailes, ni na de apantallar, to muy relajadito
ehhhhhh.
Lo miraron confiados, de aquella, tampoco ellos sentían la
proximidad de la derrota, algo bueno y relajante, algo que invitaba a la
confianza flotaba en el ambiente.
Llevaba música de Banda Sinaloense. Y algo de ese aire frío
y limpio que se respira a tres mil metros de altura, en la ciudad más elevada
de Norteamérica. Toluca de Lerdo en México.
De ahí llegó precisamente la próxima llamada, con tantito número
va a ser de Mex, pensó, al contestar.
-“¿Bueno?”.
-“Hola manito, aquí tu carnal Tony, si el de Cuernavaca, te
llamo de Toluca, orita radico aquí y me gustaría que te pasases, por aquello de
lo que hablamos, ya tengo una nueva tuba y controlo una raza que se la rifa de
lo más chingón con la banda, justo lo que buscas. Avientate p´acá que pa luego
es tarde”.
-“Si güey toy en ello, consiguiéndome la lana del pasaje”.
-“Este es mi cel, me llamas después con esas tarjetas
baratas de España, que aquí ya sabes, saludo y no te tardes”.
Le hizo tremenda gracia el no te tardes, viniendo del músico
más informal de La República Méxicana.
La única forma de tenerlo al tiro para un bolo era pegándose a el tres días antes
y ni así. Igual se te volaba de alguna taberna por la puerta de atrás con la
excusa de ir a mear, se largaba de cojidita con alguna novia y luego se la
pasaba de guayabo cinco días desaparecido. Una joyita vamos. Pero metido dentro
de su tuba se volaba la barda y tocaba a toda madre. Cuando se presentaba a la
tocada. Ese era el problema.
Y ese era el puntal de la banda del Güero.
Nadie es perfecto.
Continuará.
José Juan Aparicio.
28-Septiembre-2015.