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sábado, 17 de enero de 2015

ZÉ BICHO (1).

ZÉ BICHO (1).


Lo de los buenos y los malos esta bien para las películas. En el mundo de a pie se suele encontrar gente mala o peor. Así mismo en la existencia humana a veces toca escoger, no entre lo bueno y lo malo, sino entre mierda o porquería. Cuestión de oportunidades.
“Zé Bicho”, no pertenecía tampoco al bando de los peores. Bastantes grados más allá de estos era un auténtico “filho da puta”, que dicen los “necas” (portugueses).
Ex “PIDE” (Policía Internacional y Defensa del Estado), antigua policía política portuguesa, era de los que se habían pasado a España –por si acaso- cuando La Revolución de los Claveles en el 74. Trayendo consigo el botín conseguido en sus años de servicio a la dictadura. Nacido en Barbeita, alto Miño portugués, raya mojada, dónde paso su infancia, mili en Angola “tumbando pretos” y luego policía en Oporto. Cuando lo trasladan a Lisboa sus contactos lo recomiendan para la PIDE. Con un expediente y trabajo “normalitos” en esa época: madrear desgraciados, extorsionar a la “mouta” (gente) y “darle p´abajo” a los incómodos para el poder, había: “Subido deprisa” que dicen los corridos.
En España se instaló en Las Nieves (Pontevedra), río Miño por medio, enfrente de su aldea. Una cuestión visual y de “morriña”.
Después de los bisnes clásicos de aquella época: Traslado de capitales ilegales de los afines a la dictadura, todo tipo de contrabando, café, tabaco, ropa falsificada y  “dólaritos” falsos, vino el reciclaje, con poca imaginación claro: putas, droga, armas a pequeña escala (los portugueses siempre fueron muy de pipa en la guantera del carro) etc. Y cuando tocó la del blanqueo y legalización con apoyo del gobierno español y tal, pues la ranchera de toda la vida, seguridad y cobro de morosos, con sede en Vigo.
A pesar de tener piso en esta ciudad y chalet en la playa en Nigrán a Zé le gustaba dormir la mayor parte de las noches en Las Nieves.
A su edad 78, durante el día se desplazaba a gusto por la provincia y atendía sus ya dignas empresas. Derrochaba actividad y aún alardeaba de lo que todos sus paisanos. Tapaba el móvil con la mano izquierda, cuando contestaba en público después de decir el típico “Tou” y sonriendo explicaba a la concurrencia: “E a minha querida”. Luego se apartaba para continuar la conversa en privado.
En resumen el tópico “nenca”: pesado, fanfarrón, “trapalleiro” y –como no- “grande fodedor”. Poco jugador y en cuestiones económicas intransigente con lo suyo y aficionado a lo ajeno.
El orgullo, mando y abusos de su época anterior, dejo paso con la edad a un sentido práctico dónde sólo contaban los resultados.
“Si pagas tan tarde que tus acreedores ya no se molestarán en restituirte tu honor, ni en rectificar sus habladurías, mejor no pagues”.
Le había dicho “El Pufos”, sonriendo con una caña de cerveza en la mano a un amigo. Tom, el que de pequeños ambos le había dejado su bici, la primera en la que se subió nunca.

José Juan Aparicio
17-Enero-2015.




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