PURO
MEX
El
motel, cutre, con alberca, tiene en la recepción un vidrio de esos
casi negros para que no veas a la recepcionista.
Pongo
las llaves en el mostrador, haciendo bastante ruido, por debajo de
los diez centímetros de ranura inferior y no tengo noticias del
personal.
-
“Por favor, buenas tardes”. Digo en alto. “Era para dejar la
llave”.
Ni
flores.
Espero,
unos tres minutos y después toco -prudente y educadamente- el timbre
una sola vez.
Ni
mu.
Pasados
cinco minutos más mi compañera alega:
- “Con una chingada pa esta chava”. Apachurrandole a muerte varias veces el timbre.
Na.
Cinco
minutos después oímos la voz de la chamaca, muy emputada.
-”Bueno,
bueno, a que tanta prisa. Ya voyyyyyyy”.
Estábamos
de suerte. Llegó cinco minutos después.
José
Juan Aparicio.
17-Septiembre-2014.
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