MEX-GALICIA-CONECTION
Podrían llamarse perfectamente Milagritos y el Mortificador
de Tijuana. Pareja mixta de lucha libre mexicana. Pero son Chicho y Tamara, mis
vecinos gallegos con sus máscaras de elaboración propia sulfatando sus viñas en
mi Galicia profunda.
Unos currantes más de este país, gobernado por un joto, de
este país.
Nada que objetar tampoco contra los gays que quieren seguir
en el armario. Ni contra los que salieron de el. Viva la lucha libre. Por esa
parte todo ok.
Contra las cagadas del gobierno del susodicho, que tiene a
su tierra y al resto de España, sumida en una economía de subsistencia, alegaré
hoy sólo lo justo. Salud y suerte al euro. Sobre todo para los que lo cobran. Y
esperemos que dure sólo un par de telediarios, para el bien de todos.
Pero que sepan los de arriba, esos que maman de los de
abajo, que estos –que les van a cortar los huevos- se lo curran.
En el campo, en la pisca y en donde sea, por cuenta propia o
ajena.
No hablando de economías ficticias en la tele, como algún
hijoputa enchufado que conozco, ni chingándose al personal desde los sillones
municipales a cuenta del contribuyente.
Y yo, el indigente del periodismo y del norteño, también me
lo curro aquí y en Lima. Con más de veinte corridos en mi haber. Con más de dos
años en “Pistas” de gratis y con talento de sobra pa joder a todos los que
miran en la sombra.
Si, me lo curro, a diario mucho más que el resto, para que
nadie me haga ni puto caso.
Porque, lo se de firme, la calidad, el talento y la verdad “duelen
y no hacen amigos”.
Y este tonto con “pájaras” en la cabeza, está enamorado de
la música mexicana, del periodismo, de la fotografía, de la pintura y por
supuesto de la literatura.
Y aunque eso no da pal alquiler, me lo trabajo. Todos los días
como Chicho y Tamara. No como los Pedros, los Antonios y los mangantes.
Y claro, eso jode, jode mucho que un desheredado llegue al
baile, saque a bailar a la gorda, a la que nadie hace puto caso y de repente os
guste a todos.
Pero tranquis, queridos, mas os va a joder cuando cien de
los de infantería rural lleguen al Spa, se “cojan” a las de recepción, se
lleven a un par de panolis y le llegue a vuestra “santa” la primera cartita
certificada.
“Si quiere la otra oreja de su marido en su sitio, PAGUE
CABRONA, y dígale al jefe que se me salga del euro y luego dimita”.
Pero dónde van a alucinar los compas es en la respuesta de
la parienta:
“Les pago lo que digan, pero por favor, ni me lo regresen. O
mejor sí, me lo mandan horizontal en una cajita de pino”. Que ya me tenía a mí
también hasta los mismísimos ovarios.
José Juan Aparicio 19-Julio-2013.
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