El que lleva el pendón es Moises el hombre de paja de Rocha. Candidato del PP en las próximas municipales. El de azul de la vela soy yo un devoto de San Telmo, que llevo su medalla en el chaleco salvavidas cuando voy en kayak por si acaso.
Hace bastante tiempo que me considero un apátrida y que además de morirme de risa con la derecha y la izquierda españolas, que son prácticamente lo mismo, me escarallo con los nacionalistas y claro con los gallegos más todavía por eso de la retranca.
Estoy bastante mosqueado con San Telmo. Pero mientras no me mosquee del todo seguiré presente en su procesión. Mi única devoción desde hace tiempo. Me pienso seriamente mandar a la mierda la única liturgia que me queda. No me gusta el baño de vanidad propia y ajena en el que se ha convertido la procesión de mi pueblo. La procesión del patrón de mi pueblo. Aunque supongo que será igual en todos los putos pueblos. La poca fe que me queda ya no es en Dios, ni en los dioses, sino en mi única diosa verdadera. Espe para los amigos. Esperanza para los necesitados. Juro que la canonizaré antes de morirme. Porque sí. Sin milagros. Sin más milagro que la fe en algo que no va a pasar. Por eso es la real Diosa de los imposibles.
José Juan Aparicio.
Otro día hablaremos de religión de curas y del cabrón de Don Basilio. Que ya está en el infierno desde hace mucho.
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