EL CEPILLO DE DIENTES DE TU NUEVO CARIÑITO.
“Si te mete el cepillo de
dientes en casa date por jodida”.
Una vieja frase, hace mucho
convertida en chiste, que emplean las féminas cuando se les apalanca algún
jeta, algún tonto de su mamá, algún huevón, algún tieso de solemnidad o
cualquiera con ganas de seguir pelándosela y aún encima tener una
“chacha”,”marmota” dice Cañita Brava en plan carca, “gatita” o “criada” gratis
que le lave los calzones. Los hay todavía de ese género y en buen número.
Yo, sigo siendo todavía
renuente a dejar “nada” en casa de “nadie” para –por si acaso- no tener que
volver a buscarlo.
Pero ese no es el caso de la
mayoria de los “Mandilones” o “Buscachachas.
“Cogiendo” confianza, por interés mutuo o por
interés de una sola de las partes alguien –el chiste se refiere al género
masculino- empieza durmiento una noche, luego otra, se lleva la compu, lava los
primeros gayumbos, empiza a mirarse feo en el espejo con barba de dos días y
antes de cumplir la semana ya ha metido el cepillo de dientes en casa de su
nuevo cariñito. Comprado en el Día de abajo o traido de casa por los más
cutres.
Aquí aparecen dos
posibilidades a saber:
A.Si
la tía es de las que piensa –ella- dar el palo no dice ni pio. Lo toma como lo
más normal del mundo, sigue investigando las pertenencias y cuentas corrientes
de su amorcito y tán tán.
B.Ya
tiene experiencia y aparte del sentido maternal protector del sexo femenino y
la tendencia “materna” de meter idiotas pobres debajo del ala de la “mama de
los pollitos” empieza a recelar. Tampoco dice nada a su nuevo galán, pero lo
comenta –avergonzada claro- a todas y cada una de sus amigas exponiendose al
mejor exfoliante.
“Tas
encoña Maruja, no ves que luego no lo sacas ni con agua caliente”. Y claro
jajjajajajajajajaja el cachondeo general y abucharante de toda la cuadrilla.
“Pero
nena por muy bien que te joda es un pringado de puta madre sin un peso que
además jotea (mariconea), te quiere de tapadera”.
“Cosas
del amor” se excusa Mari, más jodida que una mona y del color de los tomates.
“Tas
rependeja morra: le tiras el cepillo de dientes a la basura. ¿No se te habrá
pasado por la chola dárle las llaves chata? Te perfumas las bubis y el potorro,
te vienes hoy al antro con nosotras y te “avanzas” al primer güey que aparezca.
Mañana con la claridad del sol y el mezcal en la mano, reflexionas, comparas y
eliges.La libertad claro y mandas al tipo a la fregada.
Y
como la sabiduría en cierto sexo viene de cuna y en ciertas latitudes los
experimentos se siguen haciendo con gaseosa llama el tal Chuy de las bolas al
día siguiente:
“Hola
mi amor ¿Cómo amaneciste?”.
“Despierta.
Por eso tu y tu cepillo de dientes os vais orita a chingar a tu madre. Y no
estés de ardido, de pesado, ni jodiendo, porque te voy a bloquear en todos los
lados ayer. Bye”.
Y el
tal Chuy, el tal codo (agarrado) de marras entra en el primer Oxo que encuentra
y se compra un cepillo de dientes.
Porque
eso si los méxicanos, aunque tengan la cara de Moctezuma, son muy perfumados,
presumidos e higienicos y no quieren pasar una noche sin cepillarse la piñata.
Si
fuera Pepiño de Bueu o Carles de Rosas ni se acordaría de sus dientes con la
pataleta y andaría de “chillón” (llorón) una semana.
Pero
ya se sabe que los españoles son unos guarros.
Les
valía verga entrar en México cortando cabezas con los dientes podridos.
José
Juan Aparizio.
29-Agosto-2023.
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