El mismo retrato en la pared de Cornelio
Reyna.
Los mismos mariachis de siempre.
El mismo trío de jarochos.
Los cuates norteños de fuera.
La misma noche calurosa del D.F.
Los mismos tacos en la cantina de al lado,
dónde los norteños si pueden tocar.
Sólo que esta vez el güero iba sólo, con tejana blanca. botas de avestruz amarillas, cinturón de
lagarto amarillo también, que no se veía, pues la camisa norteña roja de
paramecios iba por fuera del pantalón. Lo seguían tratando allí como si fuera
de Monterrey.
Afables, chingones, los muchachos cantando
las imperdonables “Puño de Tierra y “La puerta Negra”, además de las suyas: “A
las tres de la mañana”, “Güerita Cañón” y la nueva “Ni mandada hacer”.
Hago notar –por lo ecológico, mas que nada-
que el cuero de los complementos, botas y cinto es sólo de imitación de esos
bichitos y en realidad de vaca. Hay que respetar la biodiversidad. Aunque
también me jode que abusemos de las vacas.
Pues sí, esta vez acudió a su plaza favorita,
Garibaldi, sólo, a tomar, al más puro estilo adolorido.
Sólo que al segundo día ya “andaba de su
brazo”, que dice el corrido, una prieta, reprieta, del Sur. Tabasco, para más
señas. Dónde la salsa para los tarugos.
Simpática, fregona y súper divertida.
Tomadora de mezcal, como él. Y ese segundo día se volaron la barda al más puro
estilo Zacatecas, con zapateado de la morra encima de la mesa incluido,
mientras los tres mariachis y los jarochos tocaban juntos huapangos. Para
después cantar el güero aquello de:
“Tu estrella me dijo esta noche
Que ya
no vendrás”.
Amanecieron con acordeón y bajo sexto tomando
el chocolate y los churros, con cumbia norteña incluida, sobre la cajuela de un
carro parqueado en
En el bolsillo derecho de la camisa llevaba
una tarjeta de un güey que convidó en el Tenampa a no se cuantos mezcales y Don
Julios y que le dijo –al enterarse que la próxima parada del güero era Monterrey-
que en cuanto pisara Nuevo León le diera un fonazo de volada, para celebrar en
el P´ilos y hablar de negocios.
Negocios de música y chambas e inversiones
varias en España, había dicho el bato.
Vengo ocupando un carnal como usted compa,
aventado, algo desconfiado y que conozca en Norte de España, jajajajaja rio.
Pos ni modo. Acabó esa semana de infarto en
Mazatlán asoleándose con su chata de Tabasco, dejó lo de Culiacán para más
adelante, subió al avión a la hembrita: “Te caigo en tu tierra en un par de
semanas para seguirle chula”. Y el con su Gabbanelli, agarró un camión que lo
dejo en
Esa noche al antro de turno, solito, en paz y
en gracia de Dios.
“Y mañana llamo al güey, al regiomontano del
Tenampa, a ver que onda”.
José Juan Aparicio.
20-Septiembre-2018.
Próximo capitulo: “
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