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lunes, 20 de febrero de 2023

ALLÁ EN EL TENAMPA



Allá en el Tenampa o:

La Tercera en el Tenampa.

 

El mismo retrato en la pared de Cornelio Reyna.

Los mismos mariachis de siempre.

El mismo trío de jarochos.

Los cuates norteños de fuera.

La misma noche calurosa del D.F.

Los mismos tacos en la cantina de al lado, dónde los norteños si pueden tocar.

Sólo que esta vez el güero iba sólo, con tejana blanca. botas de avestruz amarillas, cinturón de lagarto amarillo también, que no se veía, pues la camisa norteña roja de paramecios iba por fuera del pantalón. Lo seguían tratando allí como si fuera de Monterrey.

Afables, chingones, los muchachos cantando las imperdonables “Puño de Tierra y “La puerta Negra”, además de las suyas: “A las tres de la mañana”, “Güerita Cañón” y la nueva “Ni mandada hacer”.

Hago notar –por lo ecológico, mas que nada- que el cuero de los complementos, botas y cinto es sólo de imitación de esos bichitos y en realidad de vaca. Hay que respetar la biodiversidad. Aunque también me jode que abusemos de las vacas.

Pues sí, esta vez acudió a su plaza favorita, Garibaldi, sólo, a tomar, al más puro estilo adolorido.

Sólo que al segundo día ya “andaba de su brazo”, que dice el corrido, una prieta, reprieta, del Sur. Tabasco, para más señas. Dónde la salsa para los tarugos.

Simpática, fregona y súper divertida. Tomadora de mezcal, como él. Y ese segundo día se volaron la barda al más puro estilo Zacatecas, con zapateado de la morra encima de la mesa incluido, mientras los tres mariachis y los jarochos tocaban juntos huapangos. Para después cantar el güero aquello de:

“Tu estrella me dijo esta noche

 Que ya no vendrás”.

Amanecieron con acordeón y bajo sexto tomando el chocolate y los churros, con cumbia norteña incluida, sobre la cajuela de un carro parqueado en La Lagunilla, justo detrás de Tepito. Dónde hay que ir a comprar las tejanas en Ciudad de México.

En el bolsillo derecho de la camisa llevaba una tarjeta de un güey que convidó en el Tenampa a no se cuantos mezcales y Don Julios y que le dijo –al enterarse que la próxima parada del güero era Monterrey- que en cuanto pisara Nuevo León le diera un fonazo de volada, para celebrar en el P´ilos y hablar de negocios.

Negocios de música y chambas e inversiones varias en España, había dicho el bato.

Vengo ocupando un carnal como usted compa, aventado, algo desconfiado y que conozca en Norte de España, jajajajaja rio.

 

Pos ni modo. Acabó esa semana de infarto en Mazatlán asoleándose con su chata de Tabasco, dejó lo de Culiacán para más adelante, subió al avión a la hembrita: “Te caigo en tu tierra en un par de semanas para seguirle chula”. Y el con su Gabbanelli, agarró un camión que lo dejo en la Estación de Autobuses de Monterrey, desde dónde –a pata como siempre- se fue a su hotel favorito.

Esa noche al antro de turno, solito, en paz y en gracia de Dios.

“Y mañana llamo al güey, al regiomontano del Tenampa, a ver que onda”.

 

José Juan Aparicio.

20-Septiembre-2018.

 

Próximo capitulo: “LA PECERA DE TASQUEÑA”.

 

 

 

 

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