HOMO
“POCO SAPIENS”.
Ser gregario nunca fue una
buena idea. De ahí a la autodestrucción hay sólo un paso o un par de pandemias.
La autorregulación de la
Naturaleza. Eliminando su peor plaga.
Y es que esa sabiduría del
cerebro ampliado por la ingesta de carne no es tanta cuando está comprobado que
una babosa tiene más proteínas que un filete y que el pollo es más saludable
que la carne roja.
Así que gregarismo más
sedentarismo, multiplicado por la puta manía de tener una “casa”, un sitio fijo
dónde apalancarse a ver si caen las tortas del cielo son cosas que no
beneficiaron mucho a nuestra especie.
Y la seguridad, la cual no
está en saber que tienes tu “hogar” en calle Batanzos 3, caliente y sin malos.
La auténtica seguridad está en uno mismo. En la capacidad de encontrar el sitio
adecuado para dormir, sea en el Orinoco, en Tepito o ahí fuera. Y en poder
“despacharte al que viene chingando y con mala baba ya, de rapidín, en corto o
como se prefiera.
El resto no es ni
“seguridad”, “hogar”, “jubilación” ni leches.
Eso se llama INCOMPETENCIA.
Algo por lo que se ha
caracterizado la Raza Humana siempre.
Algo que empuja a la
desaparición o al suicidio.
Algo tan simple como ver
cómo se las apaña un gato, un pájaro, un ratón, un perro o una trucha.
Con o sin pienso de mascotas
en un plato.
Aunque es justo reconocer dos “cositas”:
1. Los primeros “Sapiens” eran más “Sapiens” que los “Sapiens 2021”.
2. Estos últimos viven en un
entorno mucho más hostil.
José Juan Aparizio.
23-Junio-2021.
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